jueves, 22 de enero de 2015

De marqueses y cronistas, Celso Peyroux

Los últimos druidas
De marqueses
y cronistas

Celso Peyroux

De muy poco sirvió el marqués de Valdecarzana por estas tierras si no es el “Castañeo de Mil” con sus centenarios árboles y poco más que contar. Es decir, sí, la servidumbre de la época y otras sombras y menos luces. Sin embargo, Zenón de Somodevilla hizo una radiografía, a mediados del siglo XVIII, recorriendo casa por casa los pueblos del reino. Hoy el Catastro de la Ensenada es un preciado documento en el que todos los escritores y cronistas deberíamos reflejarnos para ver los pómulos enrojecidos de vergüenza. Unos y otros -entre ellos los ínclitos y respetados compañeros del RIDEA y otras instituciones públicas y privadas- estamos obligados a rescatar, difundir y defender lo poco que nos queda de nuestra Asturias rural. Cada uno defiende su parcela y así dejamos la pobreza literaria y documental para los que vienen detrás. Veinte cronistas oficiales para toda la región da mucho que pensar en algunos políticos del tres al cuarto. A propósito, Gustavo A. Fernández sería un buen cronista para Grado.

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