miércoles, 16 de diciembre de 2015

Memoria en la nieve, Celso Peyroux

Los últimos druidas
Memoria
en la nieve
Celso Peyroux

"Mi memoria es la memoria de la nieve.
 Mi corazón está blanco como un campo de urces.",
escribía hace años, en un bello poemario, el escritor Julio Llamazares. Y es que en los tiempos que corren tenemos que recurrir a esta dulce y nostálgica potencia del alma para traer ante las retinas el recuerdo de la nieve y su pálpito blanco: se acabaron los muñecos con la bufanda al cuello; la pelea con bolas y los santos sobre su manto con los brazos en cruz; las risas infantiles poniendo un rayo de sol en la nevada; el tejo con su enramada de patriarca besando el suelo cargado de copos; los bandos de aguasnieves que nos traían leyendas de las tierras del norte; la balada del lobo cantor en los peñascos de Paxarina; el lamento aterido de las aves en las noches de enero; los témpanos de cinco cuartas colgando de los tejados de los hórreos; la ronca campana del ayuntamiento con su bronce dolorido; la lumbre en el lar con la alegría de los filandones. Todo era blanco, incluso la mirada y el aliento. Espero, no obstante, un año de bienes.

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