LA RUTA DE SANTA BÁRBARA
Pedro Fandos Rodríguez y José Antonio de San Antonio, geólogos Chema Ordóñez, historiador
RESUMEN:
La
Ruta de de Santa Bárbara fue presentada en octubre de 2000 en el
Congreso celebrado por SEDPGYM en Linares. Era la nº 3 de las 4 "Rutas
de los Castilletes" con las que le GRUCOMI, a modo de una
guía-prontuario, se había propuesto cubrir el déficit historiográfico existente
en el patrimonio industrial de la Cuenca Central Asturiana. Sin embargo, por
una serie de avatares, aquella Ruta no salió publicada en el libro de actas.
Trece años después, el vacío historiográfico que entonces denunciábamos continúa
siendo flagrante con lo cual creemos oportuno volver sobre el asunto en este
congreso de Castrillón.
Se
inicia la Ruta ante el imponente pozo Sotón y sus minas Sotón-Sallosas para
luego ascender por el valle de Santa Bárbara (pozos San Mamés y Santa Bárbara
de La Cerezal). Se desciende por el valle del Turón (auténtico enclave de la
memoria minera, que albergó medio millar de bocaminas y una decena de pozos,
entre ellos otro también llamado "Santa Bárbara") y adentrarnos por
el valle del Aller, con nuevos hitos, entre ellos uno más con el nombre de la
santa patrona de la minería.
Finaliza
la Ruta cruzando por el alto de la Colladona para regresar al valle del Nalón,
visitando, entre otros, los enclaves mineros de "La aldea perdida"
(pozo Carolina de Fradera, Coto Musel, Rimoria, etc).
INTRODUCCIÓN
En
los cuatro Congresos Internacionales de Defensa del Patrimonio Minero,
celebrados por la SEDPGYM entre los años 1998 y 2002, el Grupo Coleccionista
Minero Investigador (GRUCOMI) fue presentando un ambicioso proyecto de
articular en una serie de rutas turísticas un vademécum o prontuario con los
principales hitos de la minería en la Cuenca Central de Asturias: castilletes,
bocaminas, fer rocarriles, edificios, monumentos, etc.
La
historiografía hasta entonces existente, apenas respondía a las preguntas
básicas sobre tales hitos: situación, fechas, propietarios, yacimientos, etc.
Publicaciones como por ejemplo la Gran Enciclopedia Asturiana, que en
1974 tenía 14 tomos, ni siquiera contemplaba que habían existido tres pozos
llamados Santa Bárbara, ni otros tres denominados Barros, Barredo y Barredos; y
así hasta totalizar un olvido impropio de lo que había supuesto la minería para
la región y para la nación.
Ya
en el nuevo milenio seguía nuestra minería sin el adecuado prontuario y así, en
el Diccionario Histórico de Asturias (Rodríguez Muñoz, 2002), seguía sin
aparecer los citados pozos, ni los ni todos los demás hitos, salvo contadas
excepciones, más vinculadas a la historiografía política que a la industrial
(caso por ejemplo del pozo San Vicente).
Sí
existía, en cambio, una innegable inflación de publicaciones varias que confer ía la falsa imagen de que la minería
asturiana contaba con una cobertura histórica suficiente. Ni era ni es así.
Hace apenas un año que la Asociación Asturias Actual, publicó un lujoso libro
(""Asturias, minas de carbón y su entorno") donde sus 348
páginas no aportan un sólo dato al prontuario que exigimos, pretendiendo que las
fotos hablen por sí mismas.
De
las cuatro Rutas de los Castilletes presentadas, dos de ellas fueron publicadas
en las actas correspondientes: "La Ruta de los Pozos y las Sombras"
(Huelva 1998), y "La Ruta de las Calizas" (Beja, Portugal,
2002).
Por
contra, las otras dos no lo fueron. Se trataba de las Rutas de los Orígenes y
de Santa Bárbara, presentadas, respectivamente, en Belmez 1999 y Linares
2000.
Celebrándose
este año en Asturias el XIV Congreso Internacional de la SEDPGYM, creemos
oportuno reescribir aquellas dos Rutas y rogar al Comité Científico que tenga a
bien disponer de su publicación.
La
Ruta de Santa Bárbara, que pasamos a desarrollar, se inicia en Ujo (Mieres),
para introducirse por el valle del río Aller y cruzar por el alto de La
Colladona hasta Laviana, donde recordamos la vieja Aldea Perdida tras la
irrupción de la minería y, finalmente, descendiendo el río Nalón, recorremos
los hitos de sus orillas hasta Sotrondio, y terminamos el viaje remontando el
afluente que lleva el nombre de la propia Ruta de Santa Bárbara.
UJO:
"PUERTA DE ENTRADA"
Los
inicios de la minería en el valle del Aller no gozan de la anticipación que
vimos en la Ruta de los Orígenes. Jovellanos ignora estos valles en sus famosas
Expediciones Mineras y no es hasta finales de los años 1840s en que la
constitución de la Asturian Coal and Iron Company (a la que siguen la Asturian
Mining Company, la Unión Asturiana y Fábrica de Mieres, de la
cual tratamos en la Ruta de los Pozos y las Sombras: Huelva 1998)
permite las primeras pinceladas de una proto-minería en el "Conceyón de
Lena" (que recogimos en la Ruta de las Calizas: Beja 2001, Lisboa 2002:
pag 431-432) y en la zona allerana por la que ahora nos interesamos (Estos inicios están
recogidos de manera reiterada en numerosas publicaciones pero recomendamos a
Germán Ojeda-1983 y Pérez Lorenzo-1998.).
Aun
así, en 1848, el libro “Guía del minero”, periódico científico
industrial de le época, haciendo un recorrido por las riquezas hulleras, dice
que desde el puente de Sovilla (Sauviella en el original) hasta el valle
del Aller no hay establecidas explotaciones a pesar de que las capas continúan
su dirección por esa parte, pero que "en el valle del Aller aparecen ya
algunas capas sobre las cuales hay varias minas, existiendo otras capas
descubiertas y sin registrar”.
Años
más tarde, en 1861, es Restituto Álvarez Buylla quien continúa confirmando el
escaso desarrollo minero que aun existe en la zona al reconocer que “Langreo
es el centro afluente de productores de hulla (...) y están
semi-olvidados por ahora los de Lena, Aller, Turón, Mieres y Tudela, que
explotan muy cortas cantidades que transportan convertidas en excelente cok,
con carros del país, a la fábrica de Trubia, y algunas al mercado de Oviedo
para el consumo doméstico y diversas fábricas pequeñas".
Cita
tan solo la explotación por temporadas de la mina La Estrepitosa, al menos
desde 1857 y en dos pisos, surtiendo de carbón los hornos de la fábrica de la
Bárzana (Cita también la
explotación en Mieres al menos desde 1854 de Coruxas (Corujas) y de las capas
Ablaña, Cuesta, Guión y Macho.).
El
origen verdaderamente documentado de la minería en el valle del Aller nace en
Burgos. El 11 de diciembre de 1856 se constituye en la localidad de Briviesca
una sociedad para la explotación de las concesiones que el señor Antonio de
Collantes y Bustamante había titulado en el concejo del Aller con los nombres
de concesiones que durante más de un siglo se verán reflejadas en los planes de
labores; entre otras: Conveniencia, Mariana, Turca, Campomanes, Esperanza,
Leoncia, Dos Amigos y Bárbara, que sale aquí por primera vez en nuestra Ruta.
Algunas otras de aquellas viejas concesiones nos evocan a los ilustrados
asturianos como son los casos de las llamadas Jovellanos, Florez y Estrada.
El
8 de abril de 1875, se constituye la sociedad La Montañesa, en la que es
director el prestigioso ingeniero D. Ramón Oriol i Vidal (El ingeniero Don Ramón
Oriol fue además uno de los pioneros en la construcción del fer rocarril en España. Su familia blasonaba del
apellido dorado (Oriol), asegurando que sólo ponían su nombre a las obras que
fueran verdadero oro (“vere aurea”)). Ese mismo
verano, el ingeniero Eugenio Maffei escribe sobre las minas del Aller en la
Revista Minera (pag. 101 del 15-5-1876).
A
través de esta empresa y con varios otros acontecimientos en los que no podemos
entrar, (por ejemplo la construcción del Ferrocarril de Ujo a la mina Turca) (El facultativo e
historiador allerano Guillermo Fdez Lorenzo es cita obligada en todo lo refer ente al concejo, en especial a la minería,
especialmente en las publicaciones de 1989, 2001 y 2011.),
se llega al año 1881, cuando el empresario catalán D. Antonio López, primer Marqués de Comillas,
adquiere el coto de Aller para enviar a Cataluña los carbones que alimentarían
sus industrias navieras. Su hijo Claudio cuenta entonces 30 años de edad y
siente una acusada inclinación hacia el misticismo. No obstante, dos años
después, a la muerte de su padre, se pondrá al frente del timón, liderando un
triple emporio de minas, fer rocarriles y navegación.
La
religiosidad del joven 2º marqués de Comillas impregnará sus empresas de tales
reglas morales que el coto del allerano llegará ser conocido como "El
Coto de Dios" (Fandos Rodríguez, 2007). Curiosamente, el mismo año en
que se hace cargo del timón (1883), le tocará vivir el escándalo que en los
sectores beatos había introducido con su segunda novela un joven escritor con
el que luego nos encontraremos en Laviana. En cuanto a la obra de D. Claudio,
en el mismo 1883 destina a sus minas del Aller al joven ingeniero de 28 años
Manuel Montaves Martínez. A través de varias etapas irá dando forma a la Sociedad
Hullera Española (SHE), contando como gerente con su primo D. Antonio
López, Marqués de Casa Quijano y con D. Félix Parent como gerente-director de
las minas desde Madrid. Muy pronto, la impronta del marqués, cristiana y
paternal (permítasenos cierta asepsia histórica y huir de los peyorativos “ismos”
o "istas" con que se califica aquella política) se dejaría
sentir en todo el valle, de manera que la SHE, durante tres cuartos de siglo
(al menos hasta su integración en HUNOSA), regulará la vida de un valle minero,
abriendo minas, construyendo viviendas, levantando iglesias, escuelas,
hospitales y hasta un peculiar Sindicato de Mineros Católicos,
conformando todo ello una cierta personalidad social que habría de tener
reflejo en los movimientos político-sindicales venideros (Una historia completa a la vez que una
descripción meticulosa de todo el coto de la SHE, con el inevitable tono
panegírico a que le lleva la admiración por el Patrono, la tenemos en Sisinio
Nevares-1935. De igual modo, conviene la consulta de textos más modernos, en
especial el ya citado Guillermo Fernández Lorenzo-1989; y Álvarez Areces y José
Manuel Ojeda-1997. Estos autores nos ofrecen, entre otros datos, la curiosa
pervivencia desde 1872 del llamado “Canon Collantes” por el cual las
familias del Marqués de Aledo y del de la Vega de Anzo siguen cobrando media
peseta por tonelada de carbón producida en el Aller.).
El
centro gerencial-administrativo de la SHE se establece en Ujo extraño topónimo
que dicen que quiere decir "puerta de entrada". Una perfecta
radiografía de todos los elementos a tener en cuenta nos la permiten Areces y
Ojeda (1997). En resumen: las oficinas centrales, vistoso edificio del año 1921
que a partir de 1980 sería Chalet de los Geólogos de HUNOSA y más tarde
sede de la Fundación para las Comarcas Mineras (FUCOMI); el templo románico de
Santa Eulalia, que vio cómo en 1922 era la Iglesia quien topaba con el poder de
la mina y hubo de permitir el giro del templo para dar paso a la maquinilla del
economato; la Casa Parroquial y el Cuartel de la Guardia Civil, que la propia
Empresa construyó en estilo alsaciano; la fábrica de aglomerados y briquetas,
ejemplo de la diversificación que también propició la SHE (La Hullera Española
disponía en 1935, de cuatro fábricas de aglomerados, dos de ellas situadas en
los puertos de Avilés y San Esteban de Pravia (donde ha realizado y realiza
investigaciones arqueo-industriales la ingeniero-profesora María Moro Piñeiro)
y otras dos dentro del coto: una en Ujo y otra en Sovilla. En esta última se
fabricaban los famosos ovoides que tantos hornos y cocinas alimentaron.); la
residencia de ingenieros y cerca de ella, la "cercada y
exuberante" posesión Ordóñez, conteniendo dos importantes edificios de
estilo regionalista asturiano: La Gerencia y el Chalet de los Gatos,
este último inaugurado como residencia del directivo Félix Parent y en el que
posteriormente habitaron diversos ingenieros, tanto de la SHE como de Hunosa.
Siguen Areces y Ojeda describiendo con meticulosidad otros elementos pero la
rigidez del papel sólo nos permite destacar los Cuarteles de Torre, magnífico
exponente de viviendas típicamente mineras que datan de 1894; y las escuelas,
construidas en
1921, en estilo montañés, y siendo parte del edificio transformado medio siglo
después por Hunosa para albergar la Fundación Santa Bárbara (de nuevo la
Santa patrona nos sale en la ruta).
POR
EL VALLE DEL ALLER
Abandonamos
Ujo para introducirnos ya definitivamente por el valle del Aller. A nuestra
derecha se abre el valle del río Lena, escenario desde 1846 de la aventura
metalúrgica de Jacquet y Cía. en La Bárcena y de la explotación de la mina La
Estrepitosa y poco después de la mina La Catalana, desde cuyo interior se
descendía el pozo Vanguardia tras la guerra civil. Todo el cordal que lo separa
del Aller sería objeto bastantes años más tarde de una intensa minería, a
través de los numerosos pisos de los grupos Carabanzo y San Alejandro, donde
curiosamente un grupo empresarial pretende hoy día reabrir las minas.
En
el propio abanico fluvial que el río Aller ha formado en su desembocadura, se
alzan las modernas instalaciones de Sovilla, levantadas por HUNOSA hacia 1973
sobre lo que fue el antiguo centro de recepción y tratamiento de los carbones
levantado por Miguel de Prado para la SHE entre 1929 y mayo de 1931 en que se
inauguró; fueron instalaciones novedosas para la época, como los conos
depuradores de aguas sucias (Nevares 1935, op. cit.
pag. 19. Se extiende el autor relatando otras instalaciones como ventiladores,
compresores, etc. pero el primer trabajo conocido es el relato que hace el
ingeniero Eugenio Maffei en 1876.). En el año 2000, con el fin de
habilitas espacio para la prometedora multinacional Rioglass, fueron arrasadas
todas las instalaciones dejando sólo, como descontextualizado testimonio, el
edificio central, que luce la fecha "1931"; y la pequeña pero
simbólica nave industrial modernista que desde su construcción en 1915 ha
tenido varios usos y ha llegado a conocerse como la Nave Gaudí. Mientras
redactamos estas letras, la moderna Rioglass, transformada hace un tiempo en
Starglass, ha anunciado que cierra y emprende el vuelo en busca, quizá de
nuevos incautos que se dejen deslumbrar con sus vidrios.
Cuando
en el verano de aquel año 2000 hicimos el recorrido para esta Ruta de Santa
Bárbara, la misma plaza de Sovilla albergaba los restos de lo que fue un
magnífico parque de locomotoras: la Vulcan nº 2, la nº 6, La Riosa, viejas
compañeras de hierro y humo, hoy abandonadas a la ingratitud histórica. ( Según Nevares, op. cit.
pag 2, el fer rocarril del coto minero del Aller tenía más
de 20 km, con 11 locomotoras de vapor y más de 1.500 vagones y vagonetas. Véase
también Fernández Lorenzo, 1989 y 2001.)
Aguas
arriba de Sovilla se abrieron dos importantes grupos mineros que llenaron ambas
del río Aller con una intrincada red de trincheras, planos inclinados y
bocaminas. Por su situación al pie del valle serían las más antiguas de la
zona. Las de la margen derecha correspondían al grupo Dos Amigos y aguas abajo
de él la mina Dominica, cuya minúscula pero coqueta bocamina se resiste a
desparecer en la cuneta de la carretera. Las de la margen izquierda
correspondían al grupo Pomar, del cual nada quedaba hasta que en diciembre de
2002, a raíz de unas obras viarias, apareció la antigua bocamina de la capa
Mala del primitivo 1er piso del Grupo Pomar, que hasta entonces había
permanecida fosilizada por la trinchera del Ferrocarril que en el siglo XIX fue
construyó desde Ujo hasta la Mina Turca. Las pequeñas dimensiones de la
bocamina y su medio arco en sardinel avalaban la antigüedad, quizá anterior
incluso a la compra del coto hullero por parte del marqués de Comillas. El 19
de diciembre del mismo 2002, Pedro Fandos, como presidente entonces del
GRUCOMI, registró en el Servicio del Patrimonio Histórico Cultural (Consejería
de Cultura del Principado de Asturias) la solicitud de que se incoase un
expediente de acuerdo con la Ley de Protección del Patrimonio, con el fin de
reconocer el valor cultural de la citada bocamina. Al día de hoy, nosotros
seguimos esperando respuesta. La bocamina ya no, pues se la llevó el tiempo.
POBLADO
MINERO DE BUSTIELLO
Entramos
en el “Coto de Dios” donde los marqueses de Comillas volcaron su
religiosidad en obras que numerosos autores erigen como paradigma del
“paternalismo industrial” (Véase Adrián Shubert-1982
y José Luis García García-1996, denso estudio in situ del coto de la Hullera
Española del Marqués de Comillas, con especial dedicación a las que califica
como “contradicciones del sistema paternalista”. El mismo autor, natural
de Bustiello, ha publicado numerosos trabajos que redundan en el tema, desde su
“Antropología del territorio” (1976), hasta “Crisis de la minería
asturiana: expectativas individuales y reivindicaciones colectivas” (1997)). Al decir de Sisinio Nevares (1935), este
coto “tiene protección desde lo alto”. Efectivamente, desde el pico
Cueto Ramón que se levanta a nuestra derecha, la Virgen Inmaculada, entronizada
en 1904 por el Marqués de Comillas y Don Santiago López Díaz de Quijano, es,
según la placa inaugurada en su pedestal "pararrayos protector contra
las calamidades de los tiempos y contra las tempestades furiosas de las iras
revolucionarias”.
Si
Areces & Ojeda (1997), definen en su “Viaje por Aller y Mieres” tres
espacios claramente difer enciados, comenzando por el
administrativo-residencial de Ujo, estamos ahora ante el segundo espacio,
exclusivamente residencial, pero “con una evidente intención propagandística
de la política social de la SHE”. Son numerosas las citas bibliográficas
sobre este singular poblado, buque insignia de la SHE (Además de los citados
J.L. García García y Areces & Ojeda, también desarrollan el tema Covadonga
Álvarez Quintana (1987) y Begega Cortina (1987). Por último, un folleto publicitario
del ayuntamiento de Mieres, describe también el poblado minero pero sin citar
fuentes bibliográficas, pecado muy común en las publicaciones oficiales.). En sucinto
resumen diremos que este poblado minero fue levantado entre 1890 y 1917, siendo
dotado con los servicios necesarios para ser autosuficiente: escuelas,
sanatorio, círculo obrero, economato e iglesia, que es la joya de Bustiello,
diseñada por técnicos de la propia empresa minera estilo neorrománico,y
construida entre 1890 y 1894. Un año antes de su conclusión, Ramón Oriol la
calificaba ya como “la Covadonga de la Industria”; su interior está
lleno de un sincretismo religioso-minero.
A destacar el altar con tres tallas en maderas nobles representando los tres poderes de los marqueses: minas, buques yfer rocarriles. Incluso se diría que el
maderamen del techo recuerda los posteos en caballete de capas anchas.
No podía faltar una nueva evocación a Santa Bárbara que nos sale al encuentro
en nuestra ruta; en este caso una capilla e imagen rodeada de coloristas
vidrieras. Al lado del templo, el edificio del Círculo Obrero de densa historia
desde su inauguración en 1895. Enfrente, el monumento erigido en 1925 a D.
Claudio, a quien, en agradecimiento, ofrece flores el minero Miguelón el de
Entrebú.
Un poco más allá, el Chalet de Moreno edificio casi en ruinas en el que habitó el ingeniero Moreno Rezola; al fondo, el chalet del famoso Manuel Montaves, facultativo todopoderoso, cuya correspondencia con Félix Parent, de consulta obligada para las radiografías de la época es recogida en su parte más jugosa por Guillermo Lorenzo-1989.
Detrás de la iglesia, en fin, la escuela de niños (1906); abajo los chalets, con huerto individual, que a razón de uno al año se iban entregando a los obreros más distinguidos. Al otro lado del río, el Sanatorio, cuyas glorias narraba así Sisinio Nevares (1935): “para los heridos está destinado el Sanatorio situado en el centro del coto minero. El actual, construido en 1902, vino a sustituir a una antiguo edificio ... Al frente del Sanatorio se halla un reputado médico-cirujano, director del establecimiento; un médico radiólogo; un médico oculista, un otorinolaringólogo y un farmacéutico.
Iglesia de San Salvador de Bustiello y Santa Bárbara
Fotos de Ángel Bravo Torre, para el libro "Santa Bárbara en Asturias"
A destacar el altar con tres tallas en maderas nobles representando los tres poderes de los marqueses: minas, buques y
Monumento al Marqués de Comillas, foto de Ángel García Díaz
Un poco más allá, el Chalet de Moreno edificio casi en ruinas en el que habitó el ingeniero Moreno Rezola; al fondo, el chalet del famoso Manuel Montaves, facultativo todopoderoso, cuya correspondencia con Félix Parent, de consulta obligada para las radiografías de la época es recogida en su parte más jugosa por Guillermo Lorenzo-1989.
Centro de Interpretación de Bustiello
Detrás de la iglesia, en fin, la escuela de niños (1906); abajo los chalets, con huerto individual, que a razón de uno al año se iban entregando a los obreros más distinguidos. Al otro lado del río, el Sanatorio, cuyas glorias narraba así Sisinio Nevares (1935): “para los heridos está destinado el Sanatorio situado en el centro del coto minero. El actual, construido en 1902, vino a sustituir a una antiguo edificio ... Al frente del Sanatorio se halla un reputado médico-cirujano, director del establecimiento; un médico radiólogo; un médico oculista, un otorinolaringólogo y un farmacéutico.
El
Sanatorio está provisto de dos grandes salas con capacidad para 20 camas y se
halla dotado de Rayos X, diatermia, lámpara de cuarzo, laboratorio, aparatos de
esterilización, salas de curas y de operaciones, salas de baños y
mecanoterapia, electroimán, calefacción central, galerías cubiertas y lavaderos
mecánicos” (Como contraste, un acta
de inspección de Jefatura de Minas a la gran Duro Felguera, aconsejaba el 23 de
noviembre de 1911 “la instalación de un gran hospital central con personal
facultativo y subalterno fijo, para la debida asistencia sanitaria de los
heridos, que no pueden estar bien atendidos en las habitaciones que para el
cumplimiento del artículo 23 del Rgto de PM tienen la mayor parte de la minas,
mal acondicionadas en general, sin personal fijo a su cuidado y sin el
necesario material médico quirúrgico”.).
DE
CABORANA A MOREDA.
UN ROSARIO DE POZOS Y MINAS
UN ROSARIO DE POZOS Y MINAS
Al
abandonar Bustiello pasamos ante los cuarteles de Santa Bárbara, patrona minera
que de nuevo nos saluda en la ruta, y entramos en el núcleo duro de la minería
del Aller. No dejemos de admirar las vertiginosas laderas por la que ascendían
un rosario de pisos: en la margen derecha, los grupos Conveniencia, Turca (con
los visibles restos arqueo-industriales del plano y castillete de obra del 3er
piso) y Valdefarrucos, algo más cerca del pozo; más arriba, entre Caborana y
Sinariego, se abría otro grupo, Legalidad. En la ladera opuesta, el mismo
rosario de pisos, trincheras, bocaminas y escombreras de los grupos Mariana,
Melendreros y Boo, en cuya mina El Picu o Esperanza (cota 540) tuvo lugar la
mayor catástrofe de la minería asturiana. Ocurrió el primer día laborable de
1889 y justo cien años después, gracias a la feliz iniciativa del tenaz
investigador José Manuel Miranda, una lápida en piedra negra pudo recoger los
nombre sde los 30 mineros fallecidos aquel día. Guillermo F. Lorenzo dedicó a
esta tragedia un capítulo que es en sí mismo una oración de ecumenismo minero (La memoria de este
accidente (citado por primera vez, pero sin datos, por Gabriel Santullano-1978)
aparece en Guillermo Fernández Lorenzo-1989. Quedó plasmado en piedra gracias a
la entusiasta labor de defensores de la memoria, como Ángel Álvarez Llano, José
Manuel Miranda, y José Sánchez Díaz, "Pepín el de les lámpares".
En
Caborana, salen a nuestro encuentro los primeros pozos profundizados bajo el
valle. Primero, el primero: el castillete del San Jorge, iniciado en 1939 e
inaugurado con gran solemnidad el 15 de octubre de 1942 (Es censurable el poco
rigor y escaso contenido minero de las dos Guías Turísticas de las Cuencas
Mineras editadas con gran lujo por la Sociedad para el Desarrollo de las
Comarcas mineras en 1993 y 1998, baste decir como ejemplo que en ambas, se
mantiene el error de datar este pozo San Jorge en el año 1916. Más ejemplos:
“La Nueva, poblado minero en torno a las antiguas explotaciones de Mina La
Encarnada” (distan 20 km).).
En segundo lugar el pozo Santiago, inaugurado el día del santo Patrón de España del año 1951 (1952 según otros) (Sobre esta efemérides escribe el facultativo Guillermo Lorenzo Barettino en enero de 1976, aportando datos comparativos que dan idea de la inimaginable dimensión de un pozo hullero: "la profundidad del pozo es vez y media la torre Eiffel ... las galerías previstas harían un túnel desde Oviedo hasta Madrid ... la potencia de la máquina de extracción haría que un tren de viajeros diera tres veces la vuelta a la tierra ... La potencia de los compresores moverían un buque de 17.000 t. navegando a 12 nudos ... Con la potencia de las bombas de extracción se abastecería una población de 200.000 habitantes".). En 1989 el viejo castillete fue sustituido por la poderosa torre de extracción que contemplamos, obra de Duro Felguera por encargo de HUNOSA.
Pozo San Jorge. Postales de Castilletes de "Montaña Central"
Foto de Sara López Arraiza
En segundo lugar el pozo Santiago, inaugurado el día del santo Patrón de España del año 1951 (1952 según otros) (Sobre esta efemérides escribe el facultativo Guillermo Lorenzo Barettino en enero de 1976, aportando datos comparativos que dan idea de la inimaginable dimensión de un pozo hullero: "la profundidad del pozo es vez y media la torre Eiffel ... las galerías previstas harían un túnel desde Oviedo hasta Madrid ... la potencia de la máquina de extracción haría que un tren de viajeros diera tres veces la vuelta a la tierra ... La potencia de los compresores moverían un buque de 17.000 t. navegando a 12 nudos ... Con la potencia de las bombas de extracción se abastecería una población de 200.000 habitantes".). En 1989 el viejo castillete fue sustituido por la poderosa torre de extracción que contemplamos, obra de Duro Felguera por encargo de HUNOSA.
Pozo Santiago. Postales de Castilletes de "Montaña Central"
Foto de Alejandro Braña
Los dos puentes de hierro que cruzan el río enlazaban las
varias vías mineras que aquí confluían: el de Marianas es del año 1922, el de
Tarancón de 1933. Al extremo de este, sobre la margen izquierda del río, vemos
la esbelta y modernista bocamina de igual nombre, desde la cual se profundizó
un pozo plano de 700 m que se bautizó como pozo Aller y que por un tiempo
revolucionó el tradicional método de deshulle asturiano. Por una bocamina
hermana del mismo Grupo Melendreros, hoy vergonzosamente oculta entre la
vegetación, vieron los mineros salir el día 12 de febrero de 1946 los cuerpos
calcinados de 11 compañeros, tres de ellos, un mecánico y dos capataces,
muertos al entrar a rescatar a los otros.
Ya
en Moreda, no dejemos de observar los numerosos edificios singulares que nos
salen al encuentro, y que Areces & Ojeda (1997) nos describen en su "Ruta
por la Estela del Marqués de Comillas": edificaciones para obreros,
casino, colegios, residencia de ingenieros e incluso la bocamina del 1º Cutrifer a, reutilizada como cochera. Cruzaremos a
la otra orilla del río, fijando previamente nuestra atención en el desgarrador
monumento a la familia del minero, situado delante de la iglesia de Moreda. a
nos anticipa las tragedias de las que daremos testimonio. Primero el esbelto
castillete del pozo San Antonio, inaugurado oficialmente el 23 de noviembre de
1947 y que no tuvo accidentes significativos hasta que en noviembre de 1954 una
fatal explosión de grisú segó la vida de 4 mineros y cinco años después, tras
la fiesta de Santa Bárbara de 1959, de nuevo la catástrofe visitaría este pozo,
al producirse una avalancha de lodo que engulliría a nueve mineros. El
cementerio que, una vez más, se tiende a los pies del pozo, es una triste
metáfora que permite entender el fatalismo del minero.
EL
VALLE DEL RÍO NEGRO.
POR LOS DOMINIOS DE LA SIA
POR LOS DOMINIOS DE LA SIA
Cuando
en 1938 el escritor Alfonso Camín, en su exilio mexicano, pone título a su
novela "El Valle Negro", llevaba en mente los recuerdos de los
sucesos revolucionarios acaecidos en la confluencia del río Aller con este Río
Negro al que ahora llegamos y que marca, grosso modo, la frontera
geográfica, que no geológica, de otro gran coto, el de la S.I.A. Quizá también
fuera éste el límite de dos maneras muy difer entes de entender las relaciones
laborales. La Sociedad Industrial Asturiana fue la 5ª gran compañía
hullera asturiana por volumen de producción, detrás de los cuatro buques
insignia que fueron Duro Felguera, Fábrica de Mieres, Hulleras de turón y su
propia vecina la SHE. Contrariamente a las demás, La SIA SE constituyó
principalmente con capital autóctono, en Oviedo en el año 1895, siendo sus
principales accionistas la familia Tartiere. Los grupos de explotación
principales fueron tres: Campueta, Santa Bárbara y Santa Ana. Los atravesaremos
valle arriba por el mismo orden.
El
impresionante patrimonio minero del grupo Campueta lo vemos en el valle del río
Negro y de su afluente, el arroyo de Cervigao. El piso 1º cuenta con una
embocadura a base de sillares y mampostería que lleva por fecha en la piedra de
clave el año 1921. A menos de 100 m, siguiendo su antigua trinchera de fer rocarril con restos de soleras en la
margen izquierda del río (derecha en nuestro sentido de viaje), se llega a otra
bocamina, auxiliar de la anterior, emboquillada en hormigón y con una compleja estructura
para albergue del mecanismo de ventilación. En el año 2000 pudimos
introducirnos unos metros, hoy no sabemos si sigue siendo posible. Sobre la
bóveda, en el frontal, se encuentra un magnífico escudo de la SIA fechado en
1929. Cruzando el puente de la Campueta, vemos sobre la margen derecha del
mismo río y fechados en 1922, los cargaderos y la oficina técnica reconvertida
hoy en vivienda particular. Cerca vemos los impresionantes pilares que restan
de los que fue el puente de La Maravilla y que dio nombre al fer rocarril por el que viajaban 7
locomotoras construidas entre 1916 y 20 por la casa americana Vulcan. Eran
conocidas como “La Zurrona”. Tenían caldera de albarda y llevaban el carbón
hacia los lavaderos Tartiere que estaban en las proximidades de Oyanco y de los
que no quedó huella alguna. Un conjunto de planos subían hasta el piso 10º y
definían por la ladera el grupo “Cabromoza” que cesó su actividad en los años
1930. Entre la foresta los Indiana Jones aun pueden encontrar varios castilletes
de mampostería. Nosotros nos contentamos con admirar el del 5º piso, fácilmente
localizable por las antenas de su reconversión en repetidor de ondas
televisivas. Por encima de él se encuentra otra trinchera y un túnel por el que
circulaba una pequeña locomotora y que el tradicional eufemismo asturiano ha
bautizado como el “Tunelón”. Por contra, el plano inclinado que llegaba hasta
sus proximidades sí merece el aumentativo “el Planón”, impresionante huella que
resta sobre la arista de la montaña de lo que fue un plano de casi medio
kilómetro de longitud que ascendía desde la cota 320 hasta la 460. Su codillo
superior, podría ser un admirable mirador sobre un frondosísimo valle que de
nuevo se nos aparece virginal en una radical negación de nuestra minería como
impacto visual. El castillete de mampostería, la caseta de señales y lo restos
de un cargadero se nos aparecen de repente con magníficas arquitecturas dignas
de mejor ruina. Desde aquí partía otra trinchera hacia el piso 1º de Pontones,
situado a cota 495; el transporte se hizo durante muchos años con bueyes. Hoy
se puede recorrer en coche. En la plaza de Pontones, nos encontramos, primero
con los poderosos cargaderos de hormigón, y después con las ruinas de un enorme
albergue de piso y dos plantas destinado a que los mineros, por lo remoto de la
zona, evitaran bajar a la civilización. Entre uno y otro, se abre una
espectacular bocamina con tres grandes rosetones, en el del centro se ve el
anagrama de la SIA; el de la derecha dice "1938" y en el de la izquierda
sólo se intuye el emblema de la Falange tras los efectos de la erosión
ideológica, pulso permanente del talibanismo carpetovetónico.
Abandonamos
el valle del río Negro y antes de continuar viaje por el resto de grupos de la
SIA, atravesamos el territorio que fue de una empresa frontera, la famosa mina
“Desquite” de los Sres. Velasco Herrero, paradigma también de otra típica
política de alianzas matrimoniales cuyas posesiones se diseminan cada a lo
largo de nuestra ruta (vimos huellas de los Velasco en Siero y en SMRA, las
vemos aquí y las veremos en Laviana). Durante las jornadas del 2º Encuentro de
escritores de la Mina (Oviedo y Laviana, 27-29 junio 2003), fue muy emotivo
escuchar a un adolescente que quiso leer cuatro cuartillas que había escrito
con lo que su abuelo le contaba sobre la mina de Velasco. La enorme fe que
tenemos en la juventud nos obliga a excedernos en el espacio. Así habló el
futuro: "Hola, soy José Luis, tengo 16 años y aunque os parezca raro
soy muy aficionado al tema minero ... Mi abuelo Luis trabajó en Velasco, antes
se llamaba Desquite ... tenía 4 pisos ... el 1º se construyó en 1934 y tuvo 3
km de largo ... Dentro del 2º se perforó en 1951 un pozo-plano de 333 m de
profundidad y 3 plantas ... Decía mi abuelo que "subir el carbón costaba
un huevo" ... Por encima del 4º piso hubo más minas pero de menor
importancia ... Mi abuelo me dijo que en su primer mes de trabajo, en el año
1950, echando 100 horas extras y trabajando sábados y hasta domingos, cobró 700
pesetas. ... La carretera que pasa ahora al lado del pozo San Antonio era una
vía que salía al exterior del lavadero de Velasco ... el mineral lo llevaban al
barco El Alberto, en San Esteban de Pravia ... con el cierre d ela empresa en
1967 todo se llevó al desguace. ... Me gustaría ... que no se olvide la
historia, lo que creo que consigo escribiendo esto" (García Álvarez,
2005).
Frente
a la barriada de Oyanco, aún pudimos en el año 2000 pasar por delante del pozo
Santa Bárbara, profundizado por la SIA en la margen izquierda del río Aller. Al
año siguiente, la nueva carretera ya había arrasado todo. Fue un pozo plano que
Hunosa llegó a comunicar con el vecino San Antonio antes de proceder a su
cierre definitivo. La proximidad de las labores de uno y otro pozo hizo que de
nuevo la catástrofe se cebara en estas minas: una avalancha de agua y lodo
proveniente de minados del pozo Sta. Bárbara, , provocó 9 muertos en el pozo
San Antonio. Era el día siguiente de la fiesta de Sta. Bárbara de 1959. La
imagen de la Santa Bárbara que presidía la entrada al pozo en una hornacina desapareció
un tiempo después (El 1% del Fondo Cultural
a que obliga la Ley en toda obra pública ni siquiera se invirtió en colocar un
placa que dijera "Aquí se profundizó el pozo Santa Bárbara de la SIA".).
CHAMIZOS Y
CIELO ABIERTO
En
la cabecera del Río Negro, a la altura del pueblo de Santibáñez de Murias se
localizan las últimas minas privadas que contra viento y marea llegaron al s
XXI, sobreviviendo al tsunami que en la Cuenca Central vivieron todas las
explotaciones que no fueran Hunosa. Popularmente se les designó como
"chamizos", pero, aún con sus carencias, quizá no lo fueran tanto.
Entre otras explotaciones, debemos citar a la mina La Señora, la mina JOVESA y
muy próxima a ella, ambas junto al arroyo del Escalar, la mina Las Hermanas,
que fue abierta hacia los años 1940s por el Sr. Echevarrieta y heredada luego
por INCOMISA. Ambas explotaron el Sinclinal de San Fernando, INCOMISA el
paquete Generalas mientras que JOVESA hacía lo propio con el paquete Mª Luisa.
No
podemos abandonar esta cuenca alta del Aller sin hacer una invitación para
subir al cielo, al Cielo Abierto de Coto Bello, donde Hunosa extrajo el carbón
que había dejado la vieja CARINSA. La Cía de Carbones, Industria y
Navegación nació hacia 1947 al desglosar la SHE las concesiones que a
principios del siglo XX había adquirido en los paquetes Mª Luisa, San Antonio y
Generalas, en la parroquia de Bello, formando el grupo de igual nombre, de casi
3000 Ha. de superficie. Llegó a explotar hasta el piso 34, en alturas similares
a las del puerto Pajares ( Por esas fechas también
se desglosó de la SHE la Compañía Industrial Minera Astur (CIMASA), a la cual
fueron aportadas las concesiones de hierro y hulla de Quirós. En esos momentos
la SHE acababa de montar la máquina del pozo San Antonio y mantenían en activo,
además de los pozos Santiago y San Jorge, los grupos de montaña Vanguardia, Dos
Amigos, Conveniencia, Melendreros-Boo, Marianas y Moreda.).
EL
ALTO ALLER
Continuamos
viaje ascensional por el valle del río Aller. Los vestigios de cargaderos,
trincheras y bocaminas son restos de lo que fue el Grupo Santa Ana o Escobio,
que explotó las Generalas del flanco occidental del Sinclinal de San Fernando
por la ladera que sube por nuestra izquierda, entre los años 1940s y 1960s.
Aguas arriba sucede los mismo con lo que fue el Grupo Piñeres, explotado
hasta los años 1960s por la lejana Duro Felguera que buscaba los carbones de
esta zona para conseguir mejores calidades mezclándolos con los del Nalón.
Antes
de llegar a Cabañaquinta, capital del concejo allerano, hacemos otro desvío
lateral, ascendiendo por la carretera de Orillés para ver el pozo de cota más
alto de la Cuenca Central, el Pozo San Fernando. Comenzó su profundización en
1948 y terminó sus servicios el 8 de julio de 1968. Una característica única de
este pozo es que enumeraba sus plantas al revés, siendo la 1ª planta la de cota
más baja. Por esa planta base se extraía el carbón a través de un enorme
socavón de 2.000 m. que salía a la plaza del Socavón San Fernando, cerca de
donde tomamos la carretera de Orillés. Los símbolos y la arquitectura de esta
plaza minera nos evocan de manera inmediata la propiedad de la SIA. El agua de
la mina permite la cría de magníficas truchas.
DE
NUEVO EN EL VALLE DEL NALÓN,
POR TIERRAS DE LA ALDEA PERDIDA
POR TIERRAS DE LA ALDEA PERDIDA
Cruzamos
al valle del Nalón por La Colladona, por donde los hicieron los mineros que
durante años hermanaron ambos valles. A nuestra derecha desciende el río
Villoria. En Tolivia, una pequeña carretera que cruza el río nos lleva en menos
de un km a Fresnedo, localidad que da nombre a uno de los paquetes carbonífer os. Pese a su altura topográfica contiene
las capas más basales de la gran cubeta que en última instancia significa toda
la Cuenca Central Asturiana. En todas estas localidades se citan ya en 1876
hasta 18 minas. Desde 1927, sería la empresa Cementos Fradera, propiedad de la
familia catalano-francesa Camps-Boussen, la que deshullaría esta zona para
alimentar sus cementeras en Cataluña. Algunos indicios mineros dan poca fe del
intenso laboreo que se alcanzó. La huella más imponente son las trincheras de
ladera y las enormes tolvas que veremos en la estación terminal del viejo tren
de Langreo en Laviana (Alberto José
Rodríguez-Felgueroso (1993) dedica todo el capítulo 3 a la minería (pag.
49-112) y aporta numerosos datos para la casi nula historiografía de Coto
Musel, Fradera, etc.).
En
los años 1950 se profundiza cerca de Villoria el pozo Carolina, con 250 m de
profundidad y 5 plantas, con un castillete de madera que luego se sustituyó por
otro de hierro. Es otro pozo casi perdido de la memoria y que desapareció sin
dejar más huella que una actual plaza agropecuaria (Debemos bastantes datos
al amigo Alberto Suárez Alonso, lavianés apasionado por la historia de la
minería y que tantas historia escucha en su trabajo, en el Balneario del
Montepío de la Minería, en Ledesma (Salamanca).). En sus
proximidades estaban las minas de montaña de La Perenal, La Malezona y Nesprón-El
Valle. Cementos Fradera cerró un año antes de la creación de Hunosa.
En
Entralgo es obligada la parada en la casona del escritor Armando Palacio Valdés
precursor de la novela social en España. Según el recordado Elías García
Domínguez (1985) "la literatura minera asturiana son habas
contadas". Fue además la que inauguró la novela social en España. En
la casona de Don Armando celebró el GRUCOMI el 2º Encuentro de Escritores de la
Mina" (27 al 29 de junio de 2003) y sobre "La aldea perdida"
disertaron José Luis Campal y el recordado Gómez-Tabanera. La famosa película
de José Luis Sáenz de Heredia a que dio pie "Las aguas bajan negras"
está considerada como la mejor obra del mejor director (salvando los tiempos).
Hoy podemos reconocerle a
Don Armando su carácter profético en cuanto al cierre global de la actividad.
Digamos adiós a su Plutón, que era “lo más negro de todo lo negro que había
en Laviana. Aquel hombre ya no era hombre, sino un pedazo de carbón con brazos
y piernas” (En el sugerente tema de
la literatura y la mina es de obligada la consulta la obra del profesor e hijo
de la mina Benigno Delmiro Coto, en especial su tesis doctoral "Literatura
y Mina".).
Sobre matasellado del 2º Encuentro de Escritores de la Mina
Recordemos
también a un personaje fantástico, que no ficticio, Casado Torres, que ubicó
cerca de aquí, en Ribota, el astillero que habría de suministrar las chalanas
para la canalización del Nalón en 1792. Desde Entralgo es aconsejable subir a
Canzana y Mardana, magníficos miradores naturales a media ladera. Hacia abajo
vemos el gran valle del Nalón y hacia arriba vemos las cicatrices de lo que fue
el extenso Coto Musel, compañía fundada por José Mª Martínez de las Rivas en
1876, con capital y domicilio bilbaíno. Según Fuertes Arias, comenzó su
explotación en 1893 en las concesiones María, Tardía, Defensa, 2ª María,
Generalife, Alambra y Musel, que daría nombre al coto minero. Dice también el
hijo de Fuertes Acevedo que “actualmente (¿1901?) produce 65.000
toneladas de hulla grasa y semi-grasa de excelente calidad, la cual se lava y
clasifica en cuatro lavaderos alemanes. En los trabajos de interior tienen
ocupación 160 y en las instalaciones exteriores 190 (extraña
desproporción). Pasaron posteriormente a manos de los Velasco para terminar su
andadura con la integración en HUNOSA cuando sus reservas estaban ya
prácticamente agotadas. Restos de aquella minería por Merujal, Cantiquín,
Amada, etc. son una esbelta chimenea de ladrillo a orillas del Nalón, varios
restos de planos inclinados, algunos edificios de bella aunque decrépita
estampa y, sobre todo, la gran trinchera de fer rocarril que a media ladera se pretende
rehabilitar dentro del EcoMuseo inaugurado hace un quinquenio y actualmente
cerrado como la mina misma.
EL
DESCENSO DEL NALÓN
Las
primeras noticias de minería hullera en el concejo de Laviana se remontan a la
épica empresa de canalización del carbón por Fernando Casado Torres en los años
1790s. En mayo de 1859, el ingeniero Pedro Sampayo, dice en su "Estado
de la minería en Asturias en 1858" que sólo en la parroquia de
Villoria hay registradas unas 45 minas. La propia villa de Laviana estuvo en el
origen de la constitución en 1905 de la Société Française des Charbonnages
de Laviana, con domicilio en París y actividades mineras en varios puntos
de Asturias (Coll y Sudriá, 1987) (Lo recoge también la RM
en febrero de 1905, tomando la noticia de "L'Echo des Mines et de la
Métallurgie".). Valgan estas noticias como pinceladas de
lo que es la historia minera de un concejo que está pidiendo un libro
monográfico.
La
capital del concejo de Laviana (Pola de Laviana), convivió hasta finales de los
años 1960 con la famosa “Campurra”, un fer rocarril fundado por el lavianés Cándido
Blanco Varela, oriundo de la aldea de El Campurru. Según autores, fue
inaugurado el 1-6-1920 (Albino Suárez, 1999) o el 15-8-1921 (Campal Fdez,
2005:65). En todo caso pronto se convirtió en la popular e inocente maquinilla
de vapor y humo negro que descendía por la orilla del Nalón y cruzaba toda la
Pola, a lo largo la calle principal y cargada de paisanos, rapacinos entre
los vagones, ora de carbón de la cuenca de Villoria, ora del hierro de las
minas de Llaímo. El 30 de octubre de 1968 hizo su último desfile. Luego,
durante un tiempo, pudimos verla triste y abandonada en la estación término del
Ferrocarril de Langreo (hoy FEVE), a donde había llegado el fer rocarril en el mismo año (1884) en que la
mítica locomotora "Don Pelayo" conseguía franquear la barrera del
Pajares.
Desde
la propia estación divisamos el nuevo castillete del pozo Carrio, que Duro
Felguera inició hacia 1946 y que es hoy la única explotación minera que
permanece activa en todo el concejo y muy pronto, quizá, en toda la cuenca.
Frente a él, en la orilla derecha del Nalón, estaba el pozo Barredos con un
robusto castillete, ya sólo presente en la memoria fotográfica. Había sido
profundizado por los Hermanos Felgueroso en el año 1914 y en 1920 lo vendieron
a Duro Felguera, siendo derribado por HUNOSA poco después de su incorporación
en 1967. Ambos pozos fueron unidos mediante varias galerías por debajo del río
Nalón y, por encima, mediante el mayor puente colgante metálico que subsiste en
Asturias. El GRUCOMI homenajeo puente y pozo en diciembre de 2009. En la
trasera del sobre matasellado puede leerse que "el pozo Carrio luce el
tercer castillete de su historia y ha alcanzado 612 m de profundidad en caña
vertical, a los que se añaden un centenar de metros más en subniveles".
Está flanqueado por dos minas tan históricas como abandonadas: en dirección a
Laviana, La Sota, una bocamina convertida hoy en gallinero y que vivió la mayor
tragedia minera asturiana por causa ajena al grisú. En mayo de 1924, 10 mineros
fallecieron víctimas del fuego, de la impericia, la falta de medios y el
heroísmo pues nueve de ellos, convertidos en improvisada brigada de salvamento,
habían acudido a rescatar al único compañero que sabían que estaba dentro. En
la otra dirección, aguas abajo del pozo, aparece la boca mina del 1º de
Rimoria, único superviviente visible que resta de la veintena de bocas que hubo
en esa ladera.
Pozo Carrio. Foto: Pedro M. Mielgo, 2009
Sobre y tarjeta dedicados al Pozo Carrio por GRUCOMI
Fotos: Pedro Martínez Mielgo. Matasellos: Pedro Fandos
En
la localidad de Barredos o Barreros sale una carretera que, ascendiendo por
Tiraña y la Faya los Lobos nos llevaría hasta Bimenes y Nava. Este valle de
Tiraña fue también escenario de una cierta actividad minera si bien de pequeña
dimensión, representada principalmente por el Pozo Fernando (Son muchos los
patronímicos que se repiten en nuestra minería. Este pozo-plano Fernando es
distinto y distante del San Fernando que hemos citado en el Aller. Lo mismo
sucede con los grupos Santa Ana y Escobio antes citados y, por supuesto, con
los tres pozos Santa Bárbara, dos San José, dos San Luis, etc.), perforado
hacia 1958 en El Fabariegu, , siguiendo una capa del paquete Calizas, desde la
cota 300.53 hasta la 250.89, permitiendo por tanto una altura de explotación de
casi 50 m en vertical y con una inclinación que calculamos en 33º lo que
permite a Pitágoras calcularnos una longitud del pozo-plano de 92 m. En el
valle de Tiraña existieron igualmente el chamizo Valle Puru, la mina del
Cuetu o 2ª Ocasión, próxima a la concesión de igual nombre si bien inserta en
la concesión 2ª Vanguardia, nombre con el que se conoció a esta mina en sus
últimos años de explotación, generando en ocasiones cierto confusionismo. El 30
de abril de 1965, el tabaco y el grisú mataron aquí a cuatro mineros.
POR
TIERRAS DE SAN MARTÍN DEL REY AURELIO
En
Rimoria está el límite entre los concejo de Laviana y San Martín del Rey
Aurelio. Las galerías entraban y salían sin entender de fronteras políticas.
Muy cerca estuvo la pequeña pero famosa Mina Orviz, también llamada Mina Mero, en
ambos caso haciendo mención a su propietario Baldomero Orviz. En sus últimos
años sirvió para que respirasen los mineros del pozo San Mamés.
A
la derecha de la carretera, a media ladera, contemplando la imponente vega del
Nalón se alzó durante muchos años el Castillo de Blimea, propiedad de los
Vizcondes de Campogrande que hoy tienen dedicada la principal plaza del pueblo.
El libro "Dejaron Hu(e)lla" dedica el capítulo "Como
un castillo de naipes" a demostrar cómo fue víctima de los conos de
subsidencia de las capas Julia y Escribana (Fandos Rodríguez y Rodríguez
Iglesias 2004: 546-551).
Dicen
igualmente dichos autores que más de 70 bocaminas abrieron por estas laderas
las minas Blimea y Valdelospozos, con un fer rocarril que recorría la montaña a cota
del 2º piso hasta volcar el carbón en un impresionante cable aéreo que libraba
el gran vano del río Nalón.
En
Sotrondio, sobre el barrio de San Frechoso, estaba la mina Rimadero que abrió
al menos tres pisos y llegó a calar con el 5º de Xagosas en el valle de la
Hueria de Carrocera. La magnífica portada del pozo-plano Rimadero, también
llamado Ignacia y también Elorduy que eran el matrimonio vasco que lo abrió
hacia 1910. Hacia 1919 lo vendieron a Duro-Felguera, la cual, recién terminada
la Guerra Civil, lo uniría bajo el río con su pozo San Mamés. En la obra trabajaron
muchos de los republicanos presos en la colonia instalada en el mismo pozo.
¡Nada menos que las páginas 328-362 se dedican en el libro antes citado al
capítulo "Penados a galer(í)as", alcanzando conclusiones muy
difer entes a lo que hubieran querido los
rectores intelectuales de las cuencas (de ahí el silencio de los conversos).
De
la penosidad de los medios y la dureza de las tareas de posguerra da buena fe
lo que escribe el anónimo redactor (quizá el propio ingeniero) en el Diario de
Profundización, cuando acababan de cortar la capa San Gaspar entre la 2ª y la
3ª planta:
-
... Tuvimos que profundizar descimbrando 9 veces, a causa de lo falso del
terreno ... viéndonos precisados a poner unas trabancas hechas con carriles de
20 kg que nos llegaron a romper ... siendo tal la fuerza con que apretaba el
terreno que también llegó a flexionar algún cuadro, viéndonos obligados a
intermediar otros y trabajar con muchísimo cuidado pues no cesaban de caer
rocas y carbón ... (Fandos, P, y Rodríguez M., 2004: pag 314).
Pozo San Mamés. Postales de Castilletes de "Montaña Central"
Foto de Alejandro Braña
El
pozo San Mamés (17 de septiembre de 1938 - 1 de abril de 1992), alcanzó 465 m
de profundidad y arrancó una media de un cuarto de millón de toneladas brutas
cada año. Con una media de 700 trabajadores consiguió perforar un intrincado
laberinto subterráneo de más de 300 km. de longitud. Seis fueron sus capas
principales, por orden de productividad: Escribana, Julia, 1ª Generala, Mª
Teresa, San Gaspar y San Luis. Después de 52 años de historia, fue el primero
que inició la Era de las Prejubilaciones y su larga serie de cierres. El
castillete que ahora contemplamos fue testigo de numerosos anhelos y
heroicidades, tragedias y esperanzas, luchas y amistades, mezquindades y
noblezas. Gusta decir Pedro Fandos que el pozo San Mamés le pagó la carrera, al
igual que Hunosa la pagó a sus hijas. Su padre, Pedro Fandos Temprano, fue el
primer y último topógrafo del pozo y no hubo un sólo metro del kilométrico
laberinto de pliegues y fallas que no midiera con su teodolito T-1.
Además
del citado pozo Rimadero, estuvo puntualmente unido con los pozos Sotón y
Carrio. Curiosamente, con quien nunca estuvo unido el San Mamés es con su
vecino Cerezal. La explicación es de tipo geológico: ambos explotaron el
sinclinal llamado "Cubeta de San Mamés" pero uno se dedicó al paquete
Mª Luisa y otro al paquete Generalas.
Aguas
abajo del Nalón la Geología nos introduce por el gran Sinclinal de El Entrego,
cuyo recorrido hicimos entre la "Ruta de los Orígenes" y la de
"Los pozos y las sombras". Terminaremos pues esta "Ruta
de Santa Bárbara" con el laboreo de la Cubeta de San Mamés,
ascendiendo por el valle de Santa Bárbara, topónimo que justifica plenamente el
título escogido para la última de nuestras Rutas de los Castilletes.
EL
VALLE DE SANTA BÁRBARA
Antes
de iniciar el ascenso por los 5 km de minería que fueron el Valle de Santa
Bárbara, hagamos una pequeña visita a la llamada Curva de la Generala, en las
afueras de la barriada sotrondina de El Serrallo. Vemos allí, a la sombra de la
carretera As-117, la bocamina de Sultana, que fue propiedad de la misma
Sociedad Vigil Escalera que explotaba en la Hueria de Carrocera la mina La
Encarnada. La piedra de clave dice "1918". Apenas a 170 m en
dirección a Tetuán, vemos la bocamina de Generalas (Sultana, Generala, Tetuán, El
Serrallo, La Florida, Cavite, son demasiadas evocaciones
coloniales como para no indagar un poco en la historia. En 1854 el virrey
egipcio otorga al ingeniero Ferdinand Marie de Lesseps una concesión de 99 años
para la construcción del canal de Suez; cinco años después comenzará la
construcción del mayor movimiento de tierras hasta entonces conocido. La
Sociedad Santa Ana, propietaria de las concesiones de estas minas, estaba
liderada por Mr. Mougel-bey, uno de los contratistas del canal de Suez. En la
Nochebuena de 1871, con el estreno de la ópera Aida, el mar Mediterráneo se
abría al Océano Indico. En 1880 el mismo ingeniero francés iniciaría las obras
para el canal de Panamá en el que sí sabemos que trabajaron mineros asturianos.
Otros prefieren hablar de un soldado desconocido que volvió de África con
entorchados de general y dejó nombres coloniales por doquier. Es posible, pero
queremos creer que la memoria de los dos mil titanes que medio siglo atrás
habían domeñado al Nalón para hacerlo navegable, habían dejado en los capitanes
de la ingeniería europea, la huella de cómo trabajaban...). Aquí fueron
bautizadas las famosas y muy grisuosas capas, por cuya crueldad hubo crespones
negros en toda la Cuenca Central. Ambas minas fueron abiertas en las mismas
capas Generalas pero se inclinaban en sentidos distintos y por tanto la
evolución de sus labores divergieron tanto más cuanto más se profundizaron. La
razón es que entre una y otra mina pasa el Anticlinal de La Florida, que
había sido bautizado en el túnel de igual nombre que en la otra orilla del
Nalón hubo de abrir el Ferrocarril de Langreo en su camino hacia Laviana a
comienzos de los años 1850s.
A
la salida de El Serrallo se abre otro de los túneles de nuestra historia. Éste
sí lo podemos cruzar andando. La piedra de clave del túnel dice “HH, 1897”,
recordando a los Hermanos Herrero, En 1901, momento en que los Herrero se integran
en Duro y Cía, las propiedades mineras de los Herrero se extendían durante 11
km. por ambos márgenes del río Nalón, en los concejos de Langreo, San Marín y
Laviana, conformando un total de 101 concesiones y 3.830 Ha., articuladas en 5
grandes grupos hulleros, entre ellos las minas de Santa Ana y Santa Bárbara
(Nuria Vila Alvarez, 1997).
Al
integrarse los Herrero en la Duro en 1901 y hacerlo cinco años después la
poderosa Unión Hullera (popularmente, “La Hullera”, propietaria de las
minas Mª Luisa, Mosquitera y La Justa), nacía la gran Sociedad Metalúrgica
Duro-Felguera, que sería el gran buque insignia de la minería española. Todos
estos procesos de fusión fueron alentados por hombres tan preclaros como Don
Luis Adaro y realizados por capitanes de una industria que habría de
transformar a los proletarios en propietarios.
EL
POZO SANTA BÁRBARA O CEREZAL
Durante
el primer km de nuestro ascenso por el valle y parroquia de Santa Bárbara, todo
lo minero que vemos (Túnel, lavadero, oficinas, botiquín, cuadras) fue propiedad
de los Hermanos Herrero.
Aguas
arriba, más de medio centenar de bocaminas abiertas en los paquetes Mª Luisa,
San Antonio, Generalas y Calizas apenas nos han dejado media docena de
testigos, de las cuales un par de ellas son de obligada visita, nos refer imos a la mina del Prau Molín y a la de
La Llosona. De las que ya apenas se recuerda nada podemos citar las que fueron
más famosas: Escribana, Fortunosa, Escobietu, Potoxes o Calices, San Mamés, el
Tramón, la Estrella, la Solitaria, La Espesura, Les Sabarés, Prau Soldau, el
Quintu, el Sétimu y así hasta alcanzar el piso 14º en las Generalas al pie del picu
La Muezca. Toda esta minería de montaña se abandonó en 1954, integrando a
todo el personal en el pozo.
Matasellos de GRUCOMI en Sotrondio, del 4 de diciembre de 1999,
homenajeando al Valle Minero de Santa Bárbara
En
la localidad de La Cruz, que da nombre a una cuarcita que es famosa entre los
geólogos como nivel guía, cruzamos el río para ascender por la carretera que
sigue el arroyo Cerezal y que en medio km desemboca en el pozo Santa Bárbara,
al que Hunosa llamó "Cerezal" para difer enciarlo de los tres pozos Santa Bárbara
con los que se encontró en 1967 (el de Turón, el de Moreda y éste del valle
Santa Bárbara).
Los
trabajos de profundización del pozo Santa Bárbara se iniciaron en enero de 1942
y, al igual que sucediera con su vecino el San Mamés, fueron muy penosos y sin
ningún medio mecánico. En el ya citado libro "Dejaron Hu(e)lla"
se usó de una copia del diario de profundización, sito en el Archivo Pozu
Fondón, pero anotando que "tenemos noticias de que el original está en
un archivo personal". Dos años después, durante el III Encuentro de
Escritores de la Mina, el amigo Paco Trinidad recogió el guante y publicó
un jugoso artículo explicando cómo llegó a sus manos y cómo pensaba depositarlo
en dicho Archivo. El artículo incluía la transcripción íntegra del Diario (del
ingeniero de Minas Antonio Caso), el cual permite una radiografía de cómo la
tenacidad vence a la escasez.
La
primera producción del pozo Santa Bárbara se extrajo a la superficie en enero
de 1947, usando una máquina de extracción de vapor que sería sustituida por la
definitiva en 1954. Como ejemplo del ingenio y tenacidad de aquellos hombres,
digamos que el cambio de la máquina de extracción se hizo sin parar la producción
más que un solo día.
Construyeron
la nueva casa de máquinas, asentaron cada pata y cada tornapunta del castillete
sobre cojinetes y el día previsto cortaron el cable y giraron la enorme torre
de hierro: ¡¡genial!!.
Con
la electrificación se afrontó la reprofundización del pozo, cosa que hicieron
entre agosto de 1961 y enero 1964, dotando a la explotación con tres nuevas
plantas (7ª, 8ª y 9ª) y alcanzando en total 364 metros de profundidad. En julio
de 1967, el pozo Santa Bárbara se incorporó a HUNOSA y 21 años después (julio
de 1988) cesó sus tareas productivas por agotamiento de reservas.
Contaba
en esos momentos con una plantilla de 250 trabajadores que producían unas 550
toneladas brutas diarias. Sólo se mantuvo un retén de bombeo para impedir que
las aguas del Cerezal inundaran al pozo Carrio con el que llegó a estar
comunicado.
En
Prau Molín, antigua plaza del 1er piso Santa Bárbara, nos detenemos en
lo que hoy son instalaciones sociales y deportivas. En la piedra de clave del
arco de sillería del socavón puede leerse el inconfundible anagrama de la Duro
Felguera y el año 1923.
Por este socavón se llegaba al pozo Cerezal en un
recorrido de 500 m, de los cuales los lugareños han rehabilitado casi los 100
primeros para albergar la imagen de Santa Bárbara que presidió el pozo desde
sus orígenes, costeada por los propios mineros para que velara por ellos.
Durante muchos años la Santa bajaba al pozo en el Día de la Patrona pero hoy se
conforma con penetrar por el socavón en las fiestas locales.(Actualmente la imagen que se baja al socavón, y se saca en procesión, es una rehabilitada y donada por la Iglesia de La Corte de Oviedo. Estuvo instalada en la bocamina durante unos meses, pero la humedad la deterioraba y fue trasladada a la iglesia. La imagen costeada por los mineros se halla ahora en el retablo de la parroquia de Santa Bárbara (nota de Maite Bravo))
Anagrama de Duro Felguera
Santa Bárbara en la entrada de la bocamina
Bocamina rehabilitada "Prau Molín"
Santa Bárbara, antiguamente en La Corte de Oviedo, y ahora en la Parroquia de Santa Bárbara de SMRA.
Es la imagen que pasa una semana en la bocamina y sale en procesión en la festividad de los mineros
Una
amplia red viaria recorre todos estos montes. Muchos tramos de las carreteras
fueron naciendo a partir de las viejas trincheras mineras. Recorrer por este
laberinto los pueblos y lugares de Cases d’Abaxo, El Vericiosu, La Espesura, La
Cerezal, El Quintu, La Llosona, etc. es recorrer más de un siglo de minería
(dos siglos si consideramos la zona baja del valle), encontrándonos, entre
frondosos bosques de castaños, con ocultas bocaminas, viejos muros de
lampisterías, zapatas de planos inclinados y todo un vademécum de
arqueológica industrial nacida de los aprovechamientos más insospechados en
gallineros, cocheras, lavaderos, viviendas, etc, paisajes hasta no hace mucho
despreciados pero que ahora, con la nueva "mirada desprejuiciada" que
propone el joven arquitecto Nacho Ruiz Allen (2013), transmiten la gloriosa
imagen de la entropía social (es decir, el desorden, la ausencia de normas, la
libertad en definitiva), en imposible pero real coexistencia de 4 paisajes:
Natural, Rural, Industrial y Urbano, todo ello sin regulación ni planificación,
"como un magma de identidades contrapuestas pero entremezcladas ...
arquitecturas híbridas, artefactos mutantes ... modelos heterodoxos que llevan
inscrito en su código genético el conflicto sobre el que se levantan ... y que
conforman un entorno único en la estructura urbana europea" (¡Genial!)
BIBLIOGRAFÍA
Atendiendo al objetivo de
las "Rutas de los Castilletes" como vademécum o prontuario de
nuestra memoria industrial, se relaciona la bibliografía en la cual se pueden
ampliar conocimientos sobre los elementos y momentos citados. Lógicamente, por
problemas de espacio, no toda ella tiene correspondencia con el texto.
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