La villa de Pola de Siero nació en torno a un hospital
levantado en el siglo XII, la alberguería de San Pedro, en el que fuera camino
de peregrinación hacia San Salvador de Oviedo y Santiago de Compostela.
La iglesia de San Pedro es una edificación llevada a cabo en
el siglo XIX para sustituir en la función parroquial a la antigua iglesia.
Tiene unas dimensiones inusuales; la planta responde al tipo basilical que
engloba las tres naves y las dos torres que enmarcan la fachada principal. Las
naves se separan entre sí mediante gruesas arcadas de medio punto apoyadas
sobre pilares de sección cuadrada. Arcadas, pilastras y bóvedas componen una
expresiva sinfonía arquitectónica.
No es de extrañar que uno de los retablos esté dedicado a
Santa Bárbara, ya que en Siero se hicieron las primeras labores carboneras de
Asturias. Se sitúa en este territorio el descubrimiento de las minas de carbón
de piedra de la provincia, en la primera mitad del siglo XVIII.
El retablo es de buena factura, dorado en su mayor parte,
rematado en arco que se apoya en columnas. En el hueco del arco, las imágenes
de Cristo y Dios Padre en relieve, policromadas. Otros relieves de pequeño
tamaño en los que se representan pasajes evangélicos completan el retablo, que
posee hornacina central donde va colocada la imagen de Santa Bárbara portadora
de tres atributos: la torre, de pequeño tamaño y colocada en el suelo; la
palma, cogida con la mano izquierda y por último, la custodia que eleva con su
brazo derecho mientras la mira alzando ligeramente la cabeza. (Del libro Santa Bárbara en Asturias)
Hay que decir que este no es el sitio original de Santa Bárbara, puesto que este retablo era el destinado a un Ecce Homo desaparecido en el último tercio del siglo XX.
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