Continuamos con las fotos que con motivo de la concesión del Premio "Príncipe de Asturias" de la Cooperación Internacional 2013 a la Sociedad Max Planck para el Avance de la Ciencia, estuvieron expuestas en el Parque San Francisco de Oviedo.
Bola de discoteca a la caza de electrones, foto de Uvve Becker, del Instituto Max Planck Fritz Haber de Química, física y electroquímica, Berlín, Alemania.
Para investigar las propiedades electrónicas de muestras sólidas y gaseosas, los científicos utilizan la espectroscopia de fotoelectrones y de fotoiones: la luz rica en energía puede liberar electrones de la materia. A partir de su trayectoria y su velocidad, los científicos deducen la estructura electrónica de la materia. En el luminoso centro de la esfera se encuentra la muestra, sobre la que incide el rayo de luz de un láser de eléctrones libres (FEL). Unos sensores situados en las paredes de la esfera, llamados espectrómetros de tiempo de vuelo, capturan los electrones. Todo este sistema es refrigerado mediante nitrógeno líquido, que se instala desde arriba sobre el centro del conjunto, y se escapa en una nube por abajo.
Carrera armamentística en el reino vegetal, foto de Jürgen Berget y Marco Todesco, del Instituto Max Planck de la Biología del Desarrollo, Tübingen, Alemania.
El oidio (Golovinomyces orontii) un parásito vegetal del grupo de los ascomicetos, forma sobre las hojas de la arabidopsis una hebrosa malla de hongos. Los portadores de esporas que sobresalen de dicho micelio, desarrollan en su punta pilas de esporas asexuales, que son diseminadas por el viento. De este modo, el hongo puede invadir más plantas. Los científicos utilizan la interacción entre el oidio y la arabidopsis como un sistema modelo, en el que investigan cómo reaccionan las plantas a las infecciones por hongos, y cómo sortean los hongos los mecanismos de defensa de las plantas.
Larvas como modelos, foto de Jürgen Berget y Mahendra Sonawane, del Instituto Max Planck de la Biología del Desarrollo, Tübingen, Alemania.
El pez cebra (Danio rerio) es un organismo modelo muy apreciado enla biología del desarrollo. Partiendo del óvulo fecundado, este animal crece hasta alcanzar la madurez sexual en solo tres meses. La foto muestra larvas que tienen dos días; la abertura de la boca se puede reconocer bien. Sin embargo, lo que a primera vista parecen ojos, son invaginaciones rodeadas por cilios: los futuros órganos olfativos. Los científicos del Instituto Max Planck de Biología del Desarrollo investigan en embriones de pez cebra cómo se desarrollan tejidos y órganos. En el embrión mostrado aquí a la izquierda, un defecto genético provoca problemas en el desarrollo de la piel.
De chatarra, nada, foto de Angelica Bobrowski, del Instituto Max Planck para la Investigación del Hierro, Düsseldorf, Alemania.
Aunque ya fuera conocido en la antigua China, el hierro fundido continúa siendo objeto de la investigación fundamental actualmente. Como aleación con grafito esférico, tiene una ductilidad similar a la del acero, pero su producción es claramente más sencilla y económica. Este material, también denominado fundición esferolítica, se emplea por ejemplo en la fabricación de tubos en la industria automovilística o en la ingeniería nuclear. La imagen muestra la microestructura de esta aleación: las pequeñas esferas de carbono parecen islas redondas; la fina red de líneas muestra dónde se tocan los distintos granos de material. Los científicos de Max Planck investigan cómo influye la microestructura del material en sus propiedades. A lo que aspiran es a hacer la estructura y con ello las propiedades de los materiales, a medida para distintas aplicaciones.
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