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jueves, 30 de octubre de 2014

De ladrones y furtivos, Celso Peyroux


Los últimos druidas

Que no son corruptos, que son verdaderos chorizos sin escrúpulos porque roban el sudor ajeno y aquello que no les pertenece. Que no son furtivos, que son también ladrones porque cazan en los bosques y montes cuyos verdaderos dueños somos todos. Los primeros abundan desde la noche de los tiempos; los otros aparecen, de cuando en cuando, pero siempre están al acecho. Desalmados unos y otros de nuestra sociedad. Me gustaría que entre las dos estirpes se declararan la Guerras Púnicas como aquellas que sostuvieron los cartagineses contra los romanos. Unos contra otros de manera incruenta y sin las armas sofisticadas con miras telescópicas y silenciadores. Los chorizos dañan a una democracia y con sus fechorías hacen que el Pueblo llano pierda la fe en los padres de la Patria. Los emboscados de la floresta acaban con los pocos animales silvestres que nos quedan y más temprano que tarde van cayendo en las cámaras ocultas. ¡Que Dios confunda a ambas estirpes y que el peso de la ley caiga sin piedad sobre lo más granado de esta podredumbre!

Celso Peyroux 

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