Los últimos druidas
Que no son corruptos, que son
verdaderos chorizos sin escrúpulos porque roban el sudor ajeno y aquello que no
les pertenece. Que no son furtivos, que son también ladrones porque cazan en
los bosques y montes cuyos verdaderos dueños somos todos. Los primeros abundan
desde la noche de los tiempos; los otros aparecen, de cuando en cuando, pero
siempre están al acecho. Desalmados unos y otros de nuestra sociedad. Me
gustaría que entre las dos estirpes se declararan la Guerras Púnicas como
aquellas que sostuvieron los cartagineses contra los romanos. Unos contra otros
de manera incruenta y sin las armas sofisticadas con miras telescópicas y
silenciadores. Los chorizos dañan a una democracia y con sus fechorías hacen
que el Pueblo llano pierda la fe en los padres de la Patria. Los emboscados de
la floresta acaban con los pocos animales silvestres que nos quedan y más
temprano que tarde van cayendo en las cámaras ocultas. ¡Que Dios confunda a
ambas estirpes y que el peso de la ley caiga sin piedad sobre lo más granado de
esta podredumbre!
Celso Peyroux
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