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martes, 16 de diciembre de 2014

Los poetas y la mina, Albino Suárez



Para los poetas de la mina y para los mineros poetas, hubo mejores tiempos. Hubo, a nuestro ver, escenarios mayores, donde proliferaron más que ahora las vetas minerales de hulla y, por ende, los hombres que se inspiraron en el escenario de la otrora sacrificada profesión extractiva del carbón, muchos de los cuales, desahogaban sus infortunios componiendo coplas, que después cantaban entre el polvo resecado que se iba produciendo a medida que se efectuaban los trabajos de arranque. Quienes componían letras, como Pepín Casorra, con el que hemos trabajado allá por 1952 en el Pozo, Villar, no dejaban de ser poetas a su manera. Poetas irónicos y rebeldes que, a falta de mejores medios para luchar contra la injusticia del escaso jornal que se percibía ante el mucho trabajo efectuado, cabía el desahogo de lanzar al viento las cuartetas que se improvisaban al tiempos que se redoblaba el esfuerzo contra el testero carbonero.

Hubo otros poetas, sin embargo, que se inspiraron en la mina. Mineros, propiamente dicho, unos; otros, la conocieron, igual que cuando un rey o un ministro es bajado a la mina, con toda clase de cuidados y atenciones, para que vean la negrura del interior de la tierra: pues igual supieron de la mina de pasada. Y quien habla de poetas, habla de escritores, novelistas, periodistas. No es menester decir que, para inspirarse en el mundo minero, Carlos María Idígoras, trabajó algún tiempo -más bien escaso que largo—como un minero más. De ahí salieron "Los hombres crecen bajo tierra", que tuvo repercusión en su día, pero que tampoco llegó a ser la obra que, como "Germinal" en Francia, necesitaban los mineros de España, o, por mejor decir, de Asturias. Tampoco cuajó otra novela, a la que por ser quien era el autor, le dieron abundante difusión, pero sin llegar a más. Se trata de "Séptima galería". Hubo muchas otras incursiones en el mundo minero de Asturias, por cierto, pero el verdadero drama, la tragedia y las circunstancias que envuelven -y, más que ahora, envolvieron - al hombre minero, tanto en su vida socialmente humana, como la familiar, esa está sin escribir todavía. Inclusive debe decirse, que la tan estudiada obra de Palacio Valdés, "La aldea perdida", tiene muy poco de trama minera. Muy poco, por no decir nada.
Al margen de esta referencia, que puede extenderse a otros libros que se acercan al mundo de la mina, como “El Valle negro”, de Alfonso Camín, como "Mineros de España", de Sandalio Suárez, como el “Diccionario Minero” de César Rubín o la obra en verso para teatro de José León  Delestal, “Oro negro”, se podrían referir otros muchos, lo cual haría extensiva esta mera cita. Y puesto que nuestro epígrafe va sobre los poetas y la mina o la mina y los poetas, que aunque no sea lo mismo, viene a ser lo mismo, caminaremos en lo sucesivo por la trocha del verso minero, que nos queda más a mano.

LOS POETAS Y LA MINA

En 1995 publicamos nosotros un libro que llevó por título el encabezamiento de estas páginas. Al respecto, decimos que ni eran todos los que estaban ni lo son ahora. Fueron y son poetas que hicieron su incursión en el mundo minero de un modo más o menos experimental, igual que hacen experimentos poéticos en prosa y que no deja de ser eso, experimentos, a ver qué sale. Y es que, a nuestro ver, nunca se adulteró tanto el verso como ahora, ni se usó un lenguaje más inexacto que el que nos quiere hacer comulgar con teorías -palabrerías— lo que deben ser hechos concretos. Concreto fue Alfonso Camín cuando escribió "Mineros":

Mineros, hombres enteros,
el corazón en la mano
como los vasos sidreros.
Yo se que un día cualquiera
me estallará el corazón como una bomba minera.

Suspender las referencias sobre uno de los más grandes poetas españoles del siglo XX, crecido en América, cuya sonoridad es inimitable, no deja de ser un sacrilegio por nuestra parte, pero hemos de cometer ese pecado para seguir adelante hablando de los poetas de la mina. De otros poetas, que también cantaron la mina y lo minero.

"Mineros. Con vuestra hazaña engrandecéis nuestra España.
Seguid fíeles la doctrina
que requiere vuestro esfuerzo,
pues sabe que en su refuerzo
todo sale de la mina."

De Mánfer de la Llera que fue Manuel de Andrés Fernández, es el apunte versificado superior. Fue minero en su juventud, más tarde representante de maquinaria industrial sueca, y desempeñando esta función, le brindan el cargo de vigilante en la mina de Solvay de Lieres, donde más tarde se jubiló, tras lo cual se volcó sobremanera en el bable, perdiendo a nuestro ver, su mayor resonancia poética al abandonar el mundo de la mina, del que había nacido y alimentado. Laudelino León fue minero en su juventud -como otros que sabemos-,no obstante que por su amor a los estudios logró dejar atrás, no sin grandes sacrificios, el tajo minero y auparse a cargos de responsabilidad político - laboral, pues que acabó de Delegado de Trabajo en Granada, tras haber pasado por otras regiones. La poesía de Laudelino León, se acerca más al madrigal que al drama, no obstante que no deja de ser minera volcada al romance.

Dice el aire platiquero
que si la una se muere
de amores por un minero.
Y así lo va susurrando
el robledal y el romero.

No fue minero el allerano Jesús Castañón, autor entre otros, de un breve libro que fue frecuentemente glosado: "Romances del grisú", que, naturalmente, trata de la mina y los mineros. Jesús Castañón fue profesor, ejerciendo su magisterio fuera de Asturias. Y de él hemos dejado este apunte nuestro:

Jesús Castañón, poeta,
hombre de lira sentida,
versos de grisú la vida
—la vida siempre incompleta,
pero siempre perseguida—,
también supo de la veta
del carbonero homicida, que al son
de la vagoneta,
jamás del tajo se olvida.


Alfredo F. Noval fue minero, porque, según el decir de los mineros, un jefe no se considera minero en la completa acepción de la palabra. Y Alfredo F. Noval fue capataz. Nosotros le conocimos en Villar. Procedía de la zona del Caudal. El verso que escribe Noval va revestido de cierta ironía, compuesto de quintillas la mayoría de las veces y describiendo jocosidades posibles.

Vecinos de Los Collaos,
Quelino y Miguel de Licia,
andabin enemistaos
por un asunto de praos
que intervino la justicia.

Minero fue también Nicanor Rozada, entre su Santa Bárbara natal y la zona del Quirós en que trabajó y ocupó el cargo de vigilante. Tiene algún libro de poesía minera, así como otros en torno al acontecer histórico y trágico que padecieron las gentes de las cuencas tras el final de la guerra, donde tantos muertos hubo "sin nombres y sin cruces" como refiere Alfonso Camín en su célebre poema "Las dos Asturias".

Un poeta de la mina, con el grado de ingeniero fue Vicente Solano Polanco, lamentablemente muerto en plena juventud. Era oriundo de Cantabria. Ingeniero, y poeta minero. De él, de la poesía minera que le conocimos, escribimos nosotros lo siguiente:

¡Honra a Vicente Solano,
que de la mina refleja
conocer lo que empareja
al hombre con el arcano!
Describe el tajo asturiano
de la mina -y su función-
con tal fe de precisión
que, al leerle, tal parece
que uno retorna y se mece
otra vez entre el carbón.

Decir que hubo tiempos más pródigos en la mina con los poetas y para los poetas, aunque no sé si más apetecidos, no es pecar de reiterativos, ni nada que se le parezca. Fue así. Por eso, a la hora de pergeñar temas como el presente, hay que recurrir al pasado y no a la actualidad, donde, como nos parece, no se dan vates mineros que, como ayer, canten al mundo laboral, desde el interior o desde el exterior de la mina. Por todo ello y en lo que conocemos, apuntamos algunos nombres que se inspiraron en la mina para sus poesías.

ALFERAL

Álvaro Fernández Álvarez, fue poeta en prosa, y fue articulista versificador sobre ternas mineros desde su cargo en Carbones de La Nueva. El Boletín que dirigía era un canto mensual al mundo de los mineros.
Francisco Fernández, hijo de padres gallegos, nació en La Argentina, regresó a España de crío, vivió en Cenlle, Orense, hasta que, teniendo 14 años, se acercó a Asturias, a Langreo, por La Cuesta de Arco, donde comenzó a ser minero allá por 1915, regresando más tarde a la tierra en que había nacido y desde la que, aunque volvió alguna vez más por Asturias, escribía de la mina que había conocido en la cuenca del Nalón. De él escribimos nosotros:

Si fue poeta argentino,
asimismo fue asturiano;
hombre de mina, paisano
de tonada y de camino.

FERNANDEZ ZETTA

Alfredo Fernández Zetta:
estudioso, recto, fijo, dejó el ver
“Ser poeta no precisa crucifijo"-
pensó de suyo. -Y se aquieta
y quieto sigue,- colijo.

He aquí un poeta asturiano que depuso la lira allá por los años del 50 cuando, por el soneto escrito y titulado "Un terror acharolado,"sufrió' consejo de guerra y varios meses de cárcel, en Oviedo. Era mierense, con carrera de periodismo, que nunca ejerció; se licenció en Filosofía y Letras, estudió Magisterio, que sí ejerció algún tiempo; se graduó como profesor de Formación Profesional; ingresó en Fábrica de Mieres y, más tarde, en Uninsa, donde se jubiló. Residía en Gijón, cuando supimos de él en 1994, que tenía 71 años.

"Un terror charolado señorea
la cuenca, con fusiles tiranuelos,
salpicando de sustos y de duelos
la senda de la mina hasta la aldea."

Alfredo Fernández García -el Zetta lo empleó cuando comenzó a escribir- no podía ser sino refrenado por las llamadas autoridades de entonces, que escribir versos y citar poetas muertos o exiliados no otra cosa implicaba que sufrir detenciones e interrogatorios, de lo que nosotros también sabemos algo. Y el soneto del mierense Alfredo Fernández Zetta daba duro y a la cabeza de aquellos tiempos y de los que hacían que los tiempos fuesen como fueron...

CANDIDO SÁNCHEZ

Cándido Sánchez fue maestro de escuela, asentado en Siero, aunque natural del concejo de Villaviciosa. Y Cándido Sánchez, también escribió emotivos versos mineros:

"Minero—nuestro minero—,
de traje azul y boina; cuando vas endomingando
dice tu linda vecina,
que no tienes más cortejo
ni más novia que la mina."

Y escribió diversos libres, mayormente de temática asturiana, siempre llenos de buena prosa y poesía.

JULIÁN BURGOS PASCUAL

No fue minero, pero vivió en torno a la mina y en tierra de mineros. Y escribió ampliamente del mundo de la minería, y de otros mundos que envolvía en su poesía, unas veces humorística; otras, trágica y otras, incluso, adecuadas para remitir al Papa de Roma. Hablamos, sin embargo, de poetas mineros, o de quienes escribieron como poetas de mina. Como Julián Burgos Pascual:

Veinte años y un potro indómito
galopando en sus adentros.
Todo un reguero de pólvora
en sus venas. Lava y fuego
del volcán de sus entraña
pugnan por su manifiesto
de romper cauces y muros...

Largo poema, rapsodia de tragedia e inspiración  desbordada para hablar de la mina. Burgos Pascual es otro poeta que, sin ser minero, supo y sabe contar…la mina.

LUIS AURELIO Y FLORINA ALIAS

Matrimonio elevado al sagrario de la carne y del verso. Los dos fueron poetas y los dos contaron y quisieron a Asturias, pues eran asturianos de sentimiento y entraña, no obstante que Luis Aurelio había nacido en 1916 en Buenos Aires. Hubo un tiempo en que, en determinadas fechas como Santa Bárbara, los periódicos nos brindaban unos versos entrañables, mineros, sí, pero carentes de dramatismo:

Santiago Apóstol cabalga
por las galerías del cielo.
jinete en caballo blanco
por fulgurantes senderos.
¡Adelante mi cuatralbo!
Que diez vagones completos
salen cargados de estrellas
de un divino coladero.

Este estilo y este versificar nos legó el que fuera amigo Luis Aurelio, que falleció en Gijón igual que su esposa Florina Alias, que también fue buena poeta:

¡Mineros, nuestros mineros
del Pozo de Mosquitera;
Asturias, hoy por vosotros
viste su traje de fiesta,
y hace que suene la gaita
y el tambor en la pradera...!

LUCIANO CASTAÑON

Futbolista en su mocedad y en todo momento hombre inquieto, escritor e investigador asturianista; autor de muchos libros, entre los que hay de ambiente minero. Así, el titulado "De la Mina y lo minero versifica acerca del trabajo y del hombre del subsuelo:

"África entera habita en ti, oh mina.
Un abismal eclipse
en conjunción de ciegos astros
que la visión impiden..."

MARÍA ELVIRA CASTAÑON

Abunda, como se ve, el apellido Castañón en esta relación. Tras los autores expuestos, viene María Elvira Castañón, allerana, que también se inspiró en la vida minera y, en el asturiano de su tierra, para publicar amplia serie de poemas:

"De la montaña a la mina"
haxa cantando un mineru
—los mineros son allegres
aunque todo lo vean negro—

"A la mió morena,
cuando base al pueblu
to mercai corales
con los míos dineros..."

María Elvira Castañón, que nació en Caborana en 1922, falleció en 1990, dejó notable obra local, que el municipio le agradeció.
Por lo que respecta al comienzo del verso que le transcribimos (De la montaña a la mina), debemos señalar que es un título nuestro, de un libro primerizo y por lo que, al conocerlo, nos dedicó su poema titulado "El poeta minero", detalle que le agradecimos y le agradecemos ahora.
Corno hecho a contar, decimos que, amén de mujer, escribió mucho en torno a la mina y a los mineros, de modo que, sin aseverarlo, casi diremos que fue la mujer que, en verso, más escribió de este temario. Eso sí, en bable allerano.

SIRÓ

SIRÓ, fue su nombre familiar, su nombre de buen poeta, de hombre pulcro, elegante, culto e inspirado vate. Su verdadero nombre era Isidoro Gonzáles Fuentes, natural de Candas, casado en Carrio, Laviana. En su mocedad, igual que otros más ilusionados con la euforia de la victoria de una España sobre otra España, formó parte de la División Azul, luchó y regresó decepcionado: como otros, la España que defendían no era tan digna como habían creído de mano, sobre todo persiguiendo a tantos españoles. La poesía de Siró es, a nuestro ver, de la mejor que se ha escrito en las cuencas mineras, si exceptuamos algunos casos, que no vamos a referir, obviamente. Verso de arte mayor, versos de largas sílabas, de sonoridad armónica. Vayan suyos los dos tercetos de "A la Virgen de Covadonga":

Tú que tienes gran poder, ¡dulce Santina!, 
por ser Reina de los cielos, Capitana
de una Asturias que rendida a Ti se inclina,
¡libra al mundo del carbón, con la divina
protección de tu mirada soberana,
del dolor de las tragedias de la mina!

POETAS DIVERSOS Y VARIADOS

Pues que hablamos de las cuencas asturianas y de los poetas que en tomo hubo, nos vamos a ceñir únicamente a lo que al respecto sabemos; dejando al margen poetas y minas de otras partes, que también se contaron y existieron. Al respecto, pues, hemos conocido, de cerca o de lejos, poetas varios, como Emilio Díaz Castaño, de Puente de Arco, anciano ya, que soñaba con la República allá por 1955, cuando comenzamos a tratarnos .Escribía en verso y prosa, en bable y castellano y, por ser quien era, en algún concurse literario le pospusieron o relegaron a la hora del premio. De él es esto de:

Carbonera del Sotón,
xana, lira, flor, paloma
que arrulla al par del Nalón,
¿cómo decirte que quiero
copiar la luz, el aroma
de esa sentida canción
que dices cuando la pala,
semejando inquieta ala,
va de la pila al vagón?

LUIS DOBLE ZÚA

Felguerino, nacido en 1885, Luis Zázua Zázua eligió como apellido literario el Doble Zúa. De él conocemos, entre alguna otra cosa, "Singladura romántica por el Nalón", que no deja de ser un canto al mundo de la mina. Hombre de vastísima cultura, desempeñó cargos técnicos en Duro Felguera. Sus últimos años los vivió en Gijón, donde falleció en 1977. Publicó en su juventud una revista denominada "El Grillo". Su soneto "Cuando pasa un minero" es un saludo respetuoso al hombre de la mina.

¡Cuando pasa a mi lado del trabajo un minero,
con la mirada altiva y el andar altanero,
la pica sobre el hombro, terciada la boina
y erguido el continente de camarada austero,
yo noto que mi frente de admiración se inclina
y siento el noble impulso de quitarme el sombrero!

CORSINO F. PALACIO

Residente en Madrid, pero natural de Gijón, Corsino F. Palacio, que viene publicando sus versos en la revista ALTO NALON, es un poeta pródigo, que se solaza escribiendo de Asturias. De él, como asturiano, también hay que referirle en este compendio de los poetas y la mina:

En la noche, redonda luna llena
escarpados senderos ilumina,
fatigado a su casa se encamina
el minero, después de la faena.

ALADINO FUENTE VEGA

Poeta, metalúrgico, barbero, Aladino Fuente Vega, humorista en sus rimas, también hizo versos mineros:

Minero, quiero estrecharte
esa mano encallecida
que llega a dignificarte.
Quiero, además, ensalzarte
tu profesión decidida.

Natural del concejo de Siero, vivió su época laboral en La Felguera. A su jubilación, residió en Gijón, falleciendo en Pando, La Felguera, en casa de su hijo.

Aladino Fuente Vega,
poeta de inspiración,
amigo lejano, al son
de tu verso, nadie niega
que no sientas, con fe ciega,
la tragedia del carbón.(AS)

Porque el poeta también dramatizó en sus versos -en algunos versos—el drama de la mina, la tragedia del minero, el luto de las familias. De ahí que, improvisadamente, le refiramos, como consta, nosotros.

DANIEL G. NUEVO ZARRACINA

Nació Daniel G, Nuevo Zarracina en Pola de Lena, en 1899.Como asturianísta de los que adoran su tierra asturiana y lo asturiano, no pudo eludir el mundo de la mina. De él es "La moza del lavadero", hermoso romance que honra a Ludivina, la moza del lavadero y, supongo, que honra a todas las demás mujeres que sudaron la gota gorda trabajando como negras en las minas de Asturias. No transcribimos del poeta ni un verso, pero lo hacemos sobre él, con un verso nuestro:

Y pues, por él, por Daniel
y G. Nuevo Zarracina,
alzo un ramo de laurel
para llevarlo a la mina
y dárselo a Ludivina,
como si fuera un clavel.

RAFAEL G. DEL SANTO

Poeta que se prodigó un tiempo a mediados del pasado siglo en los medios de prensa asturianos, Rafael G. del Santo fue abogado, funcionario de la Seguridad Social, residente en Oviedo y casado en El Entrego. Sus versos rompían el modo "clásico"de versificar, pues entre versos largos y versos cortos, carencia de asonancia y abundancia de tópicos, al final fue un cantor más de la mina y lo minero:

"Minero entre la niebla. Por las moradas montañas
baja el sendero
y el camión con su carga de hombres, de sueño y de frío..."

BENJAMÍN MATEO

¡Qué grato recuerdo tengo de Benjamín Mateo! Era un una gran persona. Y un buen poeta. De La Felguera, y profesión metalúrgico, pero cantor de los muleros, como cantor asimismo de la vida y de las circunstancias.
La Sociedad Cultural de Festejos "San Pedro" le editó dos hermosos libros, que hasta entonces estaban inéditos o desperdigados en diversas carpetas y porfolios. Poeta sensible, también hizo sus versos a la mina.

"El Nalón sale cansado
de una mina de Barredos.
lleva en sus anchas espaldas
todo el pesar del minero.."

A él también le improvisamos nuestro particular verso. Y es que no olvidamos que, allá por 1963, cuando asistí a una tertulia literaria en Langreo, él nos recibió con los brazos abiertos, afable y entrañable:

Hombre bueno, compañero que del verso en libertad
juntaste la paridad del carbón y del acero:
¡Honra a tí, poeta. Y paz
desde el saludo minero
de nuestra antigua amistad!

CELSO PEYROUX

Por este bautismo literario se le conoce, no obstante que su nombre es Celso García Díaz, natural de Teverga, de donde es cronista oficial; publicó diversos libros de variada temática. Tampoco él, que conoció la mina en su proximidad vecinal, podía eludir la llamada del verso minero:

Las verdes montañas se volvieron
pálidas como el aire vacío
y el nombre de su amada se quedó
a mitad entre los labios yertos.
Luego fue la nada. La bruma. El olvido.

MANUEL PILARES

Que tampoco era Pilares, sino Fernández Martínez, el cual fue, además de prosista premiado, poeta aplaudido y felicitado. Era natural de Lena. José Manuel Regal, otro poeta que versificó la mina. Fue José Manuel Regal, al que cuando le descubrimos andaba por Cartagena, no obstante que debe tener orígenes en la zona de Turón. Sus poemas eran desgarradores, propios de la mina.
Diego Manuel Serrano Ruiz, era o es malagueño, pero inmigrado a Asturias de joven, enraizó en la cuenca minera, desde donde escribió versos que, en tiempos de huelgas allá por el 62 fueron comentados: "Madre ¿ por que duermen los mineros en la iglesia?”
Javier Vallín también hizo incursiones con sus versos en la minería.
José Luis Campal, lo mismo: horadó en la minería con las pica de sus versos.
José León Delestal, ciañense, feliz autor de letras que se cantan en tonadas y que se han musicado, también escribió prosa y verso sobre el mundo de los mineros desde los despachos de emisoras del Movimiento. Su poema cantado "Si yo fuera picador", bien vale, como París, una misa.
Poetas, próximos a la mina y lejos de ella, hubo muchos. Y variados. La cita sería extensísima, incluso, sin salimos del cerco de nuestras cuencas, que es desde donde estamos contando de poetas y de mina. Otro poeta que recordamos fue Augusto G. Suárez, poco pródigo, pero que también sembró sobre el campo minero. Asimismo hizo sus incursiones mineras José Fernández Obaya, autor de canciones asturianas y creador de los galardones que llevan su nombre para distinguir hombres y obras que honren a Asturias. Versos entrañables y sencillos.
Más, hubo más poetas, mineros unos y otros no, que cantaron y se inspiraron en la mina. Lo que quiere decir que, en lo que sabemos, los mineros y la profesión que desempeñaron han sido honrados desde las estrofas de los versos más diversos y de las inspiraciones más variadas. Al fin, coronas de laurel para un trabajo duro, arriesgado, tremendo y poco valorado. Al menos, ayer mucho más que hoy. De los poetas habidos en torno a la mina y los mineros de Asturias, queda sin referir uno de ellos, acaso el que más libros haya escrito en verso sobre la profesión minera, de la que aquí se cuenta y que él conoció por haber sido minero largos años. Pero si de él no hemos hablado, que conste al menos su nombre, eso sí, no sin antes pedir perdón por esta referencia innecesaria.
Albino Suárez,
Actas del Cuarto Encuentro de Escritores de la Mina

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