Blancas, amarillas, cobrizas, malayas, hindúes
o del color del ébano como las que fueron mis alumnas en Haití. Morenas,
rubias, pelirrojas, ojos azules o del color de la miel.
Ellas son nuestras abuelas, madres, esposas, hijas,
nietas, hermanas, novias, amigas, compañeras, amantes. Templanza. Fortaleza.
Intuición. Luchadora. Alegría. Donaire. Pachamama. La verdad de la vida. No
permitas el llanto de nuestras amapolas. Cuídalas, protégelas, mímalas como el
Principito cuidaba a su rosa en las ardientes arenas del desierto. Una palabra
de amor antes que una mirada hostil; un abrazo antes que un empellón brutal. ELLAS.
Nuestras mujeres.
Por y para siempre.
Y a su lado la esperanza de un mundo más justo
y mejor con los ojos hacia atrás en busca de los otros.
FELIZ NAVIDAD Y QUE EL DIOS DE LOS HOMBRES Y
MUJERES DE BUENA VOLUNTAD TE SEA PROPICIO PARA EL NUEVO AÑO 2015
Celso Peyroux
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