Matasellos turístico del Santuario de Covadonga de la Oficina postal de
Cangas de Onís. Ilustrado con la imagen de la Santina y de la basílica de
Covadonga, comienza su funcionamiento este mes de mayo, y podrá ser utilizado
como fechador a partir de ahora, enviando el material o personándose en la oficina de la calle Constantino González 5, 33550 Cangas de Onís
Según la
tradición, Don Pelayo, persiguiendo a un malhechor que se había refugiado en
esta cueva, se encontró con un ermitaño que daba culto a la Virgen María. El
ermitaño pidió clemencia para el criminal que se había acogido a la protección
de la Virgen. Crónicas musulmanas dicen que, en esta Cueva, se refugiaron las
tropas de Don Pelayo, alimentándose con miel dejada por las abejas en las
hendiduras de la roca. Las crónicas cristianas, a su vez, dicen que la
intervención milagrosa de la Virgen fue decisiva para la victoria al repeler
los ataques a la gruta.
La primera construcción en la Cueva data de tiempos de
Alfonso I, el Católico, para conmemorar esa victoria, creando un altar para la
Santina, otro para San Juan Bautista y un tercero para San Andrés. Los monjes
benedictinos fueron los encargados de su custodia. En 1777, un incendio
destruyó la talla original de la Virgen. La actual data del siglo XVI y fue
donada al Santuario por la catedral de Oviedo. Durante la Guerra Civil la
imagen desapareció y fue encontrada en la embajada de España en Francia en
1939. En Covadonga están enterrados Don Pelayo, su hermana y su esposa y
Alfonso I y su esposa Ermesinda, hija de Pelayo.
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