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lunes, 13 de febrero de 2017

La Voz del Mensajero, de Celso Peyroux a Gustavo Adolfo Fernández, Cronista Oficial de Grado

...El hueco de tu forma
guardarán mis palabras
y el que las oiga
un día recibirá una ráfaga
de trigos y amapolas...
                  
Siempre comienzo mis disertaciones con unos versos por entender que la poesía es la verdad de la vida. En esta ocasión, propicia a la palabra -oral o escrita- lo hago de la mano de Pablo Neruda.

Gracias por la invitación en nombre de la Asociación de Cronistas Oficiales de Asturias, y de la RAECO (Real Asociación Española de Cronistas oficiales). Contamos hoy con la presencia de diez Cronistas Oficiales llegados de diferentes solares asturianos.
Muchas gracias por vuestra presencia.

Caras de amigas y amigos, rostros apacibles y generosos, miradas claras, para esta hermosa reunión, lejanas de los “ojos vizcos y córneas torturadas” que diría Ángel González, tan asiduas y penetrantes en la sociedad de hoy.

Allá al fondo, de manera humilde -como el arpa del poeta-  están los alegres corazones de Valentín Andrés, Eliseo Nicolás y Javier Prada que no han querido perderse la velada. Gracias, amigos, por estar con nosotros.
“La palabra del hombre –escribe José   Hierro-, pronunciada con honradez/ es hermosa...”

La palabra porque ella sigue siendo la paloma mensajera que se salva del naufragio en que vivimos.

El verbo que -pese a quien pese- se seguirá haciendo palabra escrita para seguir volando; para que el mensaje fresco y veraz llegue como ese hálito limpio de la mañana que tragamos a pulmón lleno. Para tener siempre presente los versos de Calderón de la Barca y del mísero sabio del sueño de Segismundo:
…y cuando el rostro volvió
Halló la respuesta viendo,
Que otro sabio iba cogiendo
Las hierbas que él arrojó.
Y no olvidarnos de los que se quedan por el camino o en las aguas del Mare Nostrum.

La palabra. El don más sublime con el que naturaleza colmó al ser humano. Una mañana se hizo el verbo y el hombre pudo comunicarse con sus semejantes. Y a través de los siglos dimos fe los cronistas y levantamos acta con la palabra de todos cuantos eventos acontecían en el solar donde vivimos.

La memoria de la Historia no hubiera sido posible sin  el  cronista   que supo plasmar -a pesar de los poderes y de la invisible espada de Damocles- sobre papiros, tablillas, pergaminos y los copos blancos del papel, los hechos diacrónicos desde que el hombre aprendió a escribir hasta nuestros días.

Mucho antes de la llegada de Cristo y sus Evangelistas hasta hoy, cientos de cronistas: hombres y mujeres, se han sucedido en tratar este o aquel acontecimiento como fiel testigo. Crónicas siempre bajo la ética de Pío Baroja que decía: “Sus deberes de cronista imparcial que le obligan a decir la verdad”.

Asturias  está   falta de cronistas y, sin embargo -paradoja e ironías del destino- han querido, en estos años estrangular, por mis valles y otros, la voz de los mensajeros.

A muchos políticos les enojan  las plumas críticas y los hombres y mujeres de letras porque hacen sombra al poder.

Grado tiene, desde hoy, un Cronista Oficial para rescatar, defender y difundir todo cuanto acontece en este hermoso territorio, en la persona de Gustavo Adolfo Fernández.

Gustavo Adolfo Fernández, cronista oficial de Grado

Nuestro título de Cronista no es una labor remunerada y no tiene la consideración de antaño. Lo primero, carece de importancia porque no se trata de una profesión; lo segundo está de acorde con la sociedad en la que vivimos más acostumbrada al pelotazo financiero, al consumo, a la codicia y a la envidia, que al aliento de quienes trabajamos pacientemente en la sombra.

Estamos, aquí, en una tierra donde la naturaleza se hizo generosa con sus habitantes para dejar en sus huertas y praderías las primicias de la gleba y el fruto de sus pomares en flor cuando canta el cuclillo.

Así es esta tierra que alguien y algún día acertó en nombrarla Grado a orillas de las aguas cristalinas del Padre Nalón camino de la mar que es el vivir.

Importante encrucijada estas tierras de Grado donde se ha dado cita tanta Historia configurada por sus hombres y mujeres. Creedme que las generaciones venideras nunca nos perdonarían que  nuestras costumbres y folklore, lengua y literatura, anecdotario y el quehacer cotidiano dejaran, por desidia, de seguir formando parte de nuestra identidad y de nuestro patrimonio. La misma que Alfonso Camín solicitaba en sus versos:
…Si soy el roble con el viento en guerra
¿Cómo viví con la raíz ausente?
¿Cómo se puede florecer sin tierra?

Porque el pueblo que pierde la memoria de la  Historia está obligado a repetirla y el solar que se aleja de sus raíces es como una pumarada seca que no da frutos ni sombra. Un pueblo, en fin, que ha olvidado su pasado es como una tierra yerma; un páramo estepario donde no brota ni la hierba, ni el maíz, ni la manzana ni las primicias de la huerta.

Quienes me conocen saben que soy un polígrafo díscolo y un mensajero rebelde que considera con más benevolencia y generosidad el Estado del hombre que al hombre de estado. Que divulgo la verdad de la vida aunque a la vuelta de la esquina esté la cerbatana del enano impotente apuntándome al cuello.

Gustavo Adolfo, todos los presentes te exhortamos a ser un Cronista ejemplar para que escribas, páginas y páginas de tu tierras como lo hicieron Valentín Andrés, Lise y Javier Prada.

Ya somos casi treinta. Pero resulta que son setenta y ocho los concejos que hay en Asturias. Así que las cuentas son fáciles de hacer: más de cuarenta municipios asturianos no tienen Cronista Oficial, incluyendo a Gijón y al propio Principado.
Por deseo expreso de los dioses para rescatar, defender y difundir la cultura y el ser y sentir de los pueblos, Grado -y mis amadas gentes- dispone, desde hoy, de un polígrafo que sabrá cumplir con su misión. Gustavo Adolfo tiene “la paz y la palabra escrita y oral”, tomando nota de los versos de Blas de Otero.

Nos gustaría que emularas a quienes fueron tus maestros.  Ver  como  un día los escolares de Grado -acompañados por tu saber- vuelven a entrar en la Casa de la Cultura buscando el “tesoro de Lise”, atónitos y con los ojos clavados en el color negro intenso del azabache.

Contemplar otro día cómo los adentras en la Biblioteca, donde anidan tantas páginas vivas, y les hables de Javier Prada y sus felices iniciativas por y para el concejo con su pedagogía sencilla y profunda.

Y una tarde de primavera, con los pomares en flor, verte llevarlos, con sus maestros, hasta el palacete de Dóriga para mostrarles el lugar donde Valentín Andrés estudió, meditó y escribió páginas inolvidables sobre Grado. El mismo lugar donde recibió, de manera hospitalaria a Federico García Lorca:
…Verde que te quiero verde,
Verde viento y verde rama…
y a tu tropa teatral La Barraca.

Yo si te pediría –a título personal- que dentro de la Historia de Grado –desde la aurora del mundo hasta nuestros días- dedicaras un amplio y documentado capítulo a la Guerra incivil, cruel, llena de venganzas y atropellos que sembró de odios y dolor estos valles.

Y otra tarde, como ésta, te rodearas de los escolares y gentes de bien y abiertas a la verdad les hablaras de aquella lucha fratricida para que nunca más vuelva a repetirse.
Y hablando de García Lorca, y termino:
Un día el Ayuntamiento de Fuente Vaqueros en Granada, “En su Granada”, lo invitaron al pueblo con motivo de la biblioteca que llevaría su nombre.
“Si un día paso hambre -dijo el autor de Yerma y amigo de Valentín Andrés- saldré a la calle y no pediré dos panes. Pediré uno solo y un libro”.

Si un día me ocurriera algo parecido desnudo y con hambre como Diógenes -con la que nos está cayendo: El Pato Donald en el estanque del Tío Tom, La Lela Le Pen, en Las Galias de mis amores, Los Gurtel y otros desaprensivos-, si esto me ocurriera –digo- pediría una hogaza de pan y el libro de Gustavo Adolfo para ir leyéndolo por la Calzada Romana, desde Dolia hasta Teverga.

Que la paz y la esperanza alumbren tu corazón, como tu luz brilla en el mío.

Gracias
Palabras de Celso Peyroux, Cronista Oficial de Teverga,
para Gustavo Adolfo Férnandez,
en la toma de posesión del cargo de Cronista Oficial de Grado,
el 10 de febrero de 2017.

Gustavo Adolfo Fernández (Grado, 1971) es licenciado en Historia, especialidad Archivística y Biblioeconomía, por la Universidad de Santiago de Compostela. Trabaja como bibliotecario y gestor cultural del Ayuntamiento de Grado desde 1998 y es autor del libro "Patrimonio olvidado: hórreos y paneras en el concejo de Grau" de 2009. Artículos, conferencias, publicaciones en la revista Las Hojas del Foro y su pertenencia al Círculo de Estudios Pramarenses (que recupera y pone en valor el patrimonio y la historia de Grado), certifican que será un buen cronista oficial para su concejo.

1 comentario:

  1. Excelente, amigo Celso. Desde Tudela Veguín también felicitamos a Gustavo pues de la biblioteca emana la mas noble cultura moscona ¡¡felicidades¡¡

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