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jueves, 5 de mayo de 2016

Los cuidados de nuestros mayores, Celso Peyroux

Los últimos druidas
Los cuidados de nuestros
mayores
Celso Peyroux

No procuramos a nuestro mayores los cuidados, afecto,  respeto y culto que se merecen. Todo se lo debemos a ellos y, sin embargo, cuando la luz de sus vidas comienza a declinar se les aparta a un lado para que no interfieran en el ajetreado y mundanal ruido de la familia. Ellos mismos, sabios, patriarcas, druidas de todo cuanto han sido, se van a la esquina con prudencia para evitar malos entendidos. Por estos valles el tiempo va consumiendo nuestras gentes queridas y por todas partes hay venerables ancianos que necesitan una sonrisa, una palabra, una mano amiga para hacerles más llevadera su soledad sonora. A Varisto, el carpintero,  no le faltaba nada: su sonrisa, su amada Agripina en el recuerdo, su perro “Chuli”, sus amigos: Paco Quirós, Ramón López, Laureano, Alfredo, Marina, Ángel, Teresa. Juan, Fredo, … y otros que, de un tiempo a esta parte, se fueron. Sin embargo, estoy seguro que necesitaba de aquel detalle ínfimo que nunca nadie le dio y que él tanto hubiera agradecido. Cuando un anciano se va es como si se arrojara al río una preciada y preciosa biblioteca.

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