Esta locomotora fue construida en 1883 por Hohenzollern para
el Ferrocarril de Langreo, donde fue numerada con el número 16 y bautizada
"Laviana". Tras 80 años de servicio en esta línea entre Gijón,
Laviana y El Musel, fue traspasada a la Junta de Obras del Puerto de Gijón,
donde conservó el mismo número. Tras su definitiva retirada de servicio en los
muelles a finales de los años 70, fue vendida por el puerto de Gijón como
chatarra, siendo adquirida por un coleccionista particular que la ha mantenido
desde entonces en Alcázar de San Juan.
Lamentablemente, hace pocas fechas, sin que se tuvieran
noticias previas que hicieran presumir ese fin, y por tanto sin
margen alguno de maniobra para poder evitarlo, su propietario la vendió a
precio de chatarra, siendo desguazada de inmediato.
Se trataba de una de las locomotoras de vapor de mayor valor
entre las supervivientes en España, ya que era la de ancho internacional más
antigua conservada en nuestro país y la más antigua del Ferrocarril de Langreo
superviviente.
Con esta pérdida y la salida hacia el extranjero de varias
locomotoras propiedad de otros particulares no hace mucha fechas, el patrimonio
fer roviario español sigue sumando importantes
bajas, todas ellas piezas en manos de coleccionistas privados.
Saludos:
Javier Fernández López"
Mensaje de Fernando Fernández:
ResponderEliminarLa locomotora LAVIANA, no ha sido destruida, no está claro si se llegó a tiempo, o alguien se asustó pero por ahora sigue “viva”. La duda es, cómo es posible que un elemento tan importante de nuestro patrimonio industrial, se venda al peso y ande danto tumbos de empresario en empresario sin que ninguna administración asturiana haga algo. (será la crisis……..pero la mental de algunos). Esperemos que cuando el actual propietario la venda al peso, el nuevo no la destruya definitivamente. Os adjunto la nota aclaratoria de Javier Fernández sobre el asunto
Adjunto la siguiente nota, con el fin de aclarar definitivamente el asunto de la locomotora de vapor “Laviana”, que ha sido objeto de informaciones contradictorias en los últimos días.
Finalmente, se ha podido finalmente mantener contacto telefónico directo con D. Luciano Vañó anterior propietario de la máquina. Muy amablemente ha ampliado todos los aspectos referidos a la venta de la pieza a un industrial de la chatarra, causa final como se verá de la controversia surgida al respecto. La realidad de los hechos, que D. Luciano ha relatado con su autorización expresa para su publicación dada la trascendencia del asunto, como no podía ser de otro modo, coincide totalmente con lo ya señalado en varias ocasiones por D. Juanjo Olaizola y es la que sigue.
Por gravísimos motivos, hace pocos días D. Luciano, cuya trayectoria durante décadas en la preservación de una parte muy importante del patrimonio ferroviario español es sobradamente conocida, se ha visto impelido a desprenderse con suma urgencia de una parte de su colección, entre ella la locomotora de vapor “Laviana”. Para ello contactó con un empresario conocido suyo, que se la adquiere de inmediato por su precio al peso como hierro viejo.
En una primera instancia, dada que el adquirente se dedica al negocio de la chatarra, D. Luciano pensaba en buena lógica que la locomotora había sido destruida y así se lo indicó en una conversación casual a D. Juanjo Olaizola, quien con su cortesía habitual, a su vez nos lo comunicó, para que pudiera ser actualizada en este sentido la web de las Locomotoras de Vapor Preservadas en España http://locomotoravapor.com/ Como se sabe esta web mantiene al día, en todo lo posible, los datos referidos al patrimonio que forman las locomotoras de vapor de nuestro país. Evidentemente, el desguace de una de ellas era una mala nueva de gran trascendencia, sin precedentes en los últimos años y así se difunde. Procediendo el dato de su mismo propietario, ratificado por él mismo, y corroborado además en otra fuente, obviamente no había razón para pensar que no fuera la realidad.
Posteriormente, tras la divulgación de la noticia en diversos medios, D. Luciano ha contactado con el chatarrero comprador, que, para su alivio, le confirma que finalmente no ha destruido la locomotora y que piensa conservarla integra en su poder, quedando así acordado entre ambos.
Por lo tanto, queda claro en definitiva el discurrir de este asunto, en el que no cabe apreciar mala fe de nadie, sino todo lo contrario: una concatenación de circunstancias, cuyo provisional y afortunado final feliz, es que la locomotora aún sobrevive, lo que sólo puede ser considerado una buena noticia.
Saludos:
Javier.-