Los últimos druidas
Memoria
en la nieve
Celso Peyroux
en la nieve
Celso Peyroux
"Mi memoria es la memoria de la nieve.
Mi corazón está blanco como un campo de urces.",
escribía hace años, en
un bello poemario, el escritor Julio Llamazares. Y es que en los tiempos que
corren tenemos que recurrir a esta dulce y nostálgica potencia del alma para
traer ante las retinas el recuerdo de la nieve y su pálpito blanco: se acabaron
los muñecos con la bufanda al cuello; la pelea con bolas y los santos sobre su
manto con los brazos en cruz; las risas infantiles poniendo un rayo de sol en
la nevada; el tejo con su enramada de patriarca besando el suelo cargado de
copos; los bandos de aguasnieves que nos traían leyendas de las tierras del
norte; la balada del lobo cantor en los peñascos de Paxarina; el lamento aterido
de las aves en las noches de enero; los témpanos de cinco cuartas colgando de
los tejados de los hórreos; la ronca campana del ayuntamiento con su bronce
dolorido; la lumbre en el lar con la alegría de los filandones. Todo era
blanco, incluso la mirada y el aliento. Espero, no obstante, un año de bienes.
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