Los últimos druidas
El valor de las pequeñas
grandes cosas
Celso Peyroux
grandes cosas
Celso Peyroux
Desde hace varios años los
políticos han optado por “diseñar” (palabra de moda) las cosas
grandes y voluminosas para atraer al personal con temas variados o para
centralizar servicios, empresas, comercios y hasta seres humanos. Los técnicos
de imagen las denominan “macroproyectos”, “grandes superficies, “áreas
industriales”, “parques”, “polígonos” y, en muchas ocasiones les colocan voces
tan poco comunes y menos sugerentes como “virtuales”, “digitales”, “centros de
interpretación”, ”ecomuseos”, “parques temáticos” o
“interdisciplinares”, “áreas de expansión lúdicas”, “centros de turismo
activo”.... Los hay que piensan a lo grande porque creen que
los ciudadanos vamos a comulgar con piedras de molino para las que habría que
moler el oro que no tienen las arcas municipales; algunas de ellas
al borde de la quiebra. En la política no vale todo. Hay proyectos y
buenas intenciones para una mejor calidad de vida o para sacar adelante lugares
deprimidos como lo son estos valles y otros, pero si tras un “macro” no hay oro
molido que lo respalde, bien harán en guardárselo para mejor ocasión. ¡Ultreia!
Adelante con los diseños regionales y municipales de forma moderada, siempre
que se consulte con el pueblo llano y se tenga en cuenta la sabiduría de los últimos
druidas. Los hay, en fin, a quienes hay que enseñar el valor de las pequeñas
grandes cosas.
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