Los últimos druidas
...Y van tres años
en Trubia
Celso Peyroux
en Trubia
Celso Peyroux
Esperaban que el milagro de la
primavera, con la rama verde del olmo de Antonio Machado, llegaría el final de
un adiós a tanta injusticia, marginación, engaños, dificultades para soportar
las agrias manzanas de la vida (pan, agua, sal, luz, techo… y dignidad),
trabajo y un horizonte azul. Pero, después de tres largos años de lucha, las
esperanzas se las lleva el Nalón río abajo hacia la mar, que es el morir. Los
“cincuenta-y-cinco” se reúnen todos los “diez” de cada mes para mostrar al
mundo que existen y que sus aspiraciones de vuelta a la labor son tan justas
como un cuenco de agua a quien pasa sed. La G.D.S.B.S. (de cuyo nombre no
quiero acordarme y que a buen seguro don Quijote la hubiera emprendido a golpe
de lanza y espada contra “…tanto pillastre e facineroso…” puso en la calle a
más de medio centenar de buenos y honrados trabajadores que tienen la esperanza
de recuperar sus trabajos porque “… Aún entre los demonios hay unos peores que
otros, y entre muchos malos hombres suele haber alguno bueno…”
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