miércoles, 25 de octubre de 2017

Soy un minero más, Mánfer de la Llera

Soy un minero más.
Uno que en la brega cotidiana
afronta los peligros del testero
e irrumpe en lo profundo de la tierra 
con su lámpara prendida al cuello.

Soy igual que vosotros, otro "topo"
que perfora la roca con barrenos,
canta al compás del ruido del martillo
y llora cuando cae un compañero.

Se de riesgos y amargos sinsabores
más que de regocijos verbeneros,
mi música la tejen tremulando
en armónico son vuestros punteros.

Y en el sombrío bosque de mampostas
donde canta el grisú en vez del jilguero
y no se oye del cuervo los graznidos,
ni el aullido lejano de los perros...
allí, sobre columpios inseguros,
yo he picado carbón como el primero.

Conozco la mina "las caricias"
porque huellas me dejan en mi cuerpo,
llevo un "beso" tatuado que en mi rostro
quedará para siempre de recuerdo.

Y allí, en el mismo tajo, 
donde tengo por musa los costeros,
vuelan mis pensamientos inconscientes,
y en su raudo vagar hilvanan versos.

Recitado por el propio Mánfer durante el homenaje que GRUCOMI les dio, a él y a Rubín, en el MUMI en el Primer Encuentro de Escritores de la Mina (2001). Mánfer había dedicado este poema en abril de 1962, en la revista La Mina (Boletín del Personal de Minas de Lieres) "a todos los que en tosco ascensor descienden diariamente al reino de las tinieblas". Después de tantos años, Mánfer aún llevaba sobre su pómulo, efectivamente, la vieja y noble marca azul del costero de pizarra.

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