Estudia geología en la
Universidad de Oviedo y durante veinticinco años trabaja en los pozos de Hunosa
extrayendo información de las entrañas de la tierra Una vez jubilado sigue con
su gran pasión, que le lleva a recorrer las cuevas del litoral asturiano. Once
años de estudio geológico y trabajo de campo le llevan a elaborar la teoría de
las caverminas. Una revolucionaria hipótesis.
"Históricamente arqueólogos e historiadores académicos
han desprestigiado cualquier descubrimiento que pusiera en duda las teorías
tradicionales, lo que defendía la escuela ortodoxa de pensamiento, recuerda el
geólogo Pedro Fandos. Si Galileo fue enjuiciado y tuvo que sufrir humillaciones
por su teoría heliocéntrica yo no espero -salvando las distancias- que mi
teoría de las caverminas sea aceptada por los que hoy se creen en posesión de
la verdad. A ellos les invito a venir conmigo al campo y mirar por el
"telescopio de Galileo" sin prejuicios".
-Explíquenos qué son las caverminas.
-La mayor parte de las cuevas que se encuentran en el
litoral cantábrico no son producto de la erosión del mar sino de una actividad
humana hace miles de años, antes incluso que el Hombre de Neandertal. He
recorrido toda la costa, he inspeccionado la mayor parte de los pedreros y he visto
un patrón que se repite. Se trata de un sistema de galerías diseñado por una
inteligencia impresionante, siguiendo los estratos, de la misma forma que se
hace en las explotaciones mineras. Son esas cuevas de las que hablaba, Plinio El
Viejo en sus escritos, diciendo que eran obras de gigantes. Creí que no se refer ía
a gigantes sino a obras gigantescas. En esas cueva se ve claramente la mano del
hombre, además eran diestros.
-¿Cómo es ese diseño inteligente que le llama tanto la
atención?
-Están excavadas en las cuarcitas de los acantilados
siguiendo niveles estratigráficos. Tienen dos aperturas mina y contramina y se
ve claramente cómo siguen las vetas, por ejemplo de hierro. El ascenso del
nivel del mar hace que entre el agua en estas cuevas y comience un proceso de erosión.
En la actualidad se puede ver cómo la parte infer ior
está como una lija fruto de la acción del mar pero la parte de arriba está
rota, astillada, consecuencia de la mano del hombre. Desde las alturas dejaban
caer grandes moles de piedra y agua, también utilizaban el fuego en combinación
con el agua para romper la roca como si fuera una barrena para luego avanzar en
las galerías. Eso deja señales como superficies abovedadas o rocas torrefactadas.
Véase el tamaño de lo que los arqueólogos interpretan como "fosos defensivos".
Esta zanja tiene unos tres metros de ancho y llega a los ocho de altura.
A la derecha, señalada por trazos rojos,
se aprecia una grieta también abierta artificialmente con el fin de calar a la siguiente zanja,
que discurre paralela a esta a unos diez metros de distancia.
Estas zanjas dan directamente al acantilado
y están alineadas con las minas que se abren en la playa
y con las cuales estaban destinadas a conectar.
Este esquema se mantiene a lo largo de la costa.
Cuevas en la playa de Sabugo situada entre Otur y Barayo.
Véase que el mar no solo hubiera tenido que erosionar
las minas a contrapelo y perfectamente alineadas,
sino que desaprovecha los niveles de debilidad geomecánica
que supondrían las tres fallas señaladas de amarillo.
-¿Qué explotaban?
-De todo, aunque principalmente hierro. No hay que olvidar
que el hombre ha sido minero desde los albores de la humanidad. Plinio explica que
reducían una montaña entera a piedras de tamaño de un guisante, luego lo
pasaban al molino y lo reducían a arena. A partir de ahí empezaba el proceso
metalúrgico para obtener lo que fuera: oro, plomo, cobre. Me pregunto cómo
tendrían ese conocimiento tan avanzado en aquella época o quién se lo
proporcionó. Yo me hago muchas preguntas y las respuestas a veces me
estremecen.
-Comenta que esos mineros primitivos serían anteriores al
Hombre de Neandertal. ¿Cómo llega a esa conclusión?
-Porque en esas mismas cuevas he encontrado pinturas y
grabados que son de esa época, del Magdaleniense (Homo sapiens) y están realizados
sobre superficies que fueron preparadas antes. Es decir, el arte prehistórico
es posterior a estas explotaciones mineras. Eso nos sitúa como mínimo
quinientos mil años hacia atrás, antes que el Hombre de Neandertal. Un dato que
rompe con todo lo establecido hasta ahora sobre el origen del ser humano.
Eran como nosotros, por lo menos físicamente pero con una
tecnología que nada tiene que ver con una piedra y un asta para realizar excavaciones.
Hoy gracias a las fotos de satélite pueden verse claramente perímetros que
marcan zonas de estudio del terreno para posteriormente realizar canales de
agua. Llegaron incluso a desviar los cursos de ríos para tal fin. Se ven que
son geolíneas hechas de manera artificial. Un diseño topográfico perfecto.
En la foto superior se pude ver una cuarcita que si está erosionada por la abrasión marina;
en la foto inferior no
-También encuentra otra explicación a las pinturas
encontradas...
-A mi entender, en algunas pinturas aparecen como órdenes
laborales, se apunta hacia grietas concretas y ves cómo detrás, en efecto, hay
otra galería. Siguen un trazado. Luego, por alguna extraña circunstancia, estas
cuevas cesaron su actividad, quedaron silenciadas y se borraron de la memoria.
Como decía Yahvé en la Biblia, "borraré por completo la memoria de todo lo
anterior". ¿Qué memoria quería borrar? ¿Qué tenía que resetear? ¿Por qué
nadie se pregunta eso? Creo que los investigadores de Atapuerca han visto cosas
que no les han encajado con lo conocido hasta el momento. Me refiero sobre todo
al tiempo geológico que manejamos. En el siglo XIX se hablaba de obras
realizadas por la mano del hombre en el Terciario, una teoría muy debatida que
la comunidad científica pronto desechó porque al hombre se le sitúa en el Cuaternario.
Creo que el hombre del Terciario está llamando a la puerta y eso va a obligar a
revisar todo drásticamente.
-Dice que existen caverminas a lo largo de todo el litoral
asturiano. ¿Hay algún lugar donde sean más abundantes?
-Donde más huellas se encuentran es en los terrenos duros,
en la cuarcita, mineral abundante en la zona del occidente. En Cabo Blanco por ejemplo,
¿vemos fosos defensivos o zanjas mineras? Además allí curiosamente al pie de
los acantilados hay cuevas. En mi opinión, es un trazado de una explotación
minera. En la playa de Barayo, entre Luarca y Navia, hay una de las cuevas más
bonitas. Cuando baja la marea llama la atención la gran estalactita que pende
del techo de una de ellas y estudiando el entorno se puede ver cómo fue
esculpida por un fuego muy intenso, hay señales en distintos puntos y luego la
enfriaban rápidamente con agua que dejaban caer. Así se fracturaba la roca y podían
extraer el mineral.
-¿Qué dicen de sus teorías los geólogos académicos?
-Insisten en que este tipo de cosas las hace el mar, que
todo es debido a la erosión marina. He presentado más de treinta ponencias en congresos
y allí donde voy, me ridiculizan, argumentan que no soy riguroso en mis
planteamientos; en ocasiones incluso se han negado a publicar mi trabajo en las
actas. Pero a estas alturas de mi vida, eso me da igual. Estoy jubilado y tengo
para comer. Creo humildemente que si aceptasen mi teoría, los descubrimientos
que iban a derivarse de ello serían explosivos. He conseguido reunir un cuerpo
de doctrina muy coherente que además cumple los requisitos de un método
científico, avalado con miles de documentos gráficos.
Esto no es obra del Cantábrico, el mar causa destrozos
caóticos y lo que tenemos ante nosotros son erosiones ordenadas con un diseño clarísimo.
Hay pilares excavados en la roca que un ingeniero a día de hoy, volvería a
ponerlos ahí. Eso un geólogo lo ve.
Texto: Mariló Hidalgo / Fotos cedidas por Pedro Fandos
El martes 6 de marzo, a las 18,30 horas, Pedro Fandos dará una charla sobre este tema en la Escuela de Ingenieros de Minas, Energía y Materiales de Oviedo.
El martes 6 de marzo, a las 18,30 horas, Pedro Fandos dará una charla sobre este tema en la Escuela de Ingenieros de Minas, Energía y Materiales de Oviedo.
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