tantos por el camino sepultados.
Quién previó ayer que en este sus dictados
el destino fatal los cumpliría.
Hoy como el sol la risa relucía
de la su neña amada, por los prados
cantaban sus esquilas los ganados
todo era verde y flores y alegría.
Y luego, Fonso amigo, en un mal paso
tragado que te ves de la honda sima
donde apuraste de heces el cruel vaso
Váyase en tu recuerdo esta mi rima
con esas rosas y el llanto caudal
a esa nobleza que hubo en La Acebal.
Alonso Sampedro Antuña, de La Acebal, murió enterrado en la capa San Pedro de la 9ª planta del pozo Entrego el 10 de septiembre de 1980.
Celso Fandos Rodríguez
Actas de Encuentro del Tercer Encuentro de Escritorio de la Mina
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