jueves, 16 de junio de 2016

La Paz Verde sea con todos, Celso Peyroux

Los últimos druidas
La Paz Verde sea
con todos
Celso Peyroux

Hace varios años que se dio la voz de alarma desde estos valles, otros y los de más allá, pero fue una voz estrangulada en Los Fundiles de Marabio que nadie la oye. Se veían entonces y ahora llegar menos golondrinas; cruzaban de largo los malvises sin hacer nido y sacar adelante una pollarada; pasaban los inviernos sin aquellas bandadas de avefrías que se reunían en el Praopalacio oyendo sus gemidos nocturnos; se quebraba el canto amoroso de los urogallos en los nueve cantaderos entre las hayas; las cítaras de los grillos se quedaban sin cuerdas y las truchas de pintas rojas (es decir la común y la nuestra de siempre), no se las veía a la sombra de los alisos. Las grandes nevadas son solo un recuerdo y para mayor desgracia, cuando el sol tiene que dorar el heno para recogerlo en el verano, se le ocurre nevar por los altos con frío y ventisca. En tan solo medio siglo no puede propiciar la Madre Naturaleza un cambio tan hostil y contundente. Ha sido el hombre –envenenado por la codicia y la falta de principios- que todo lo destruye y ya ni respeta la vida ni la cuna donde lo mecieron. Aúllan, más que nunca, los lobos en Fonfría mientras que los lobbys de dos piernas guardan silencio y hacen su agosto. ¡Que la Paz verde sea con todos nosotros!

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